lunes, 26 de octubre de 2015

EL MINISTRO CANARIÓN SORIA

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La expresión canarión no tiene carácter despectivo aunque lo parezca. Ocurre que entre los canarios los habitantes de cada isla tienen un apelativo que lo utilizan entre ellos. Así son canariones los de Gran Canaria, chicharreros los de Tenerife, gomeros los de La Gomera, majoreros los de Fuerteventura, etc. Vaya por delante esa aclaración ya que este ministro que lo es de Industria, Energía y Turismo del Gobierno de España, no suscita en mi otra cosa que admiración.
Admiración porque una persona con una capacidad de negociación tal, que ha sido capaz de conseguir que una suite presidencial en un lujoso hotel caribeño, le cueste 72 € noche cuando el precio de tarifa es de 1.300, es como para quitarse la boina.  Que un tipo como este sea capaz de semejante hazaña, es como para rebajar la moral con ácido sulfúrico al resto de los mortales compradores a los que obtener un 5% de descuento sobre el precio de compra de algo nos eleva a un metro del suelo, como sin estuviéramos levitando.
Ante esta capacidad asombrosa, cualquier acción que haya podido realizar este señor queda empalidecida e incluso perdonada. Por ejemplo que el dueño de esa cadena de hoteles a la que hago referencia sea el dueño de un hotel de Lanzarote en el que el Ministro pasa sus vacaciones, hotel que casualmente, el que esté operando desde hace ya tiempo sin licencia de apertura, no deja de ser una casualidad sin mayor trascendencia. Y es más, al ser interpelado el Sr. Soria (en su versión de ministro de Turismo) sobre esa anomalía, contestó sin mover una ceja que "él, cuando va a un hotel nunca pide la licencia de apertura del mismo". En Canarias, comunidad en la que sus fábricas son los hoteles y el tema del turismo es la número uno de entre sus preocupaciones, ese tema es de conocimiento público, tanto como por lo menos el del famoso gol Zarra a Inglaterra (cuando esta era alguien en esto del fútbol) y el sagaz ministro, tan hábil para otras cosas no se había enterado de ese pequeño detalle.
Pero insisto. A un señor que muestra esa capacidad de negociación casi sobrenatural, hay que perdonarle muchas cosas como por ejemplo, que pese a ser canarión defienda ardorosamente que el meridiano de Greenwich pasa por Canarias o que no distinga, siendo como es Ministro de Energía, las unidades de potencia de las de energía o que con un par, frene el desarrollo de las energías renovables en España o que esté empecinado en reabrir la obsoleta central nuclear de Garoña o que desde que está al frente del ministerio que nos ocupa, las tarifas eléctricas hayan experimentado un incremento espectacular o que se diera una prisa inusual pagando en un tiempo récord los 1.400 millones de euros de ese contrato indecente que gestionó el PSOE, en el lamentable caso del pozo CASTOR, por no citar - cansando a los lectores (si los hubiera) - más hazañas de este personaje al que estoy seguro vamos a echar en falta a partir del 20 de diciembre, fecha en la que se celebrarán las próximas elecciones generales en España.
Un par de cosas mas. Una, un consejo caritativo. Pelillos a la mar ante esos pequeños detalles de su gestión que de manera alguna deben ensombrecer esas facultades que no parecen de este mundo y la otra en plan - lo confieso, ligeramente morboso - esperar anhelante por ver que puerta giratoria atraviesa para caer como de sorpresa sobre un sillón y que tipo de flores escoge para decorar su florero. Suerte, don José Manuel.








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