viernes, 9 de octubre de 2015

LOS LOBBYS




Como definición  de sus intenciones, se puede decir que la acción que realiza el lobbysmo en el ámbito de las relaciones públicas está orientada a influir en las decisiones de los poderes públicos.
Casi treinta mil (30.000) lobbystas que representan  los intereses de los fabricantes mundiales de cuantas cosas se puedan imaginar, están presentes, trabajando para sus compañías en Bruselas, que se ha convertido después de Washington en la segunda plaza mundial en cuanto al número de ellos.
La labor que realizan los lobbys en concreto es colocar sus sardinas a la distancia de las brasas más conveniente para ellos. 
Por un lado y simplificando mucho, presionando para lograr que las especificaciones a cumplir por los productos sean los más livianas posibles. Por otro, una vez logrado este propósito, demorar su entrada en vigor. A este respecto hay que decir que normativas sobre la contaminación de vehículos alimentados con derivados del petróleo, han visto demorada su aplicación durante una década.
En tercer lugar intentar bloquear cuantas denuncias por incumplimiento de las especificaciones existentes sobre los productos, llegan a las autoridades europeas en este caso, para acabar por último en incumplir la ley si le beneficio que obtienen con ello es jugoso. ¿Y como consiguen sus propósitos.?. Pues hagan Uds. un ejercicio de imaginación y no descarten ninguna de las posibilidades que se les ocurran.
Así las cosas, en lo referente a la industria automovilística, si a esa situación se añade que Europa es treméndamente laxa a la hora de determinar si las especificaciones aprobadas se cumplen con rigurosidad, pues tendremos el caldo de cultivo preparado para que los fraudes como el cometido por Volkswagen, se produzcan durante siete años en régimen de absoluta impunidad, por lo menos de momento. ¿Que sus coches trucados contaminan hasta cuarenta (40) veces más que lo que exigen las especificaciones ya dulcificadas por la labor de zapa de los lobbystas?. Pues veremos en que queda la cosa. 
En EEUU, donde se toman estas cosas con otro talante, las autoridades correspondientes han impuesto recientemente multas por incumplimiento en las especificaciones de sus vehículos a General Motors y a Toyota por importes de 900 y 800 millones de dólares respectivamente. Igual que aquí.
Por otra parte, encaja perfectamente que dentro de esta labor de los lobbys, sea VW quién haya dispuesto más medios al servicio del sistema, aumentando de manera significativa sus presupuestos para estos fines años tras año.
Reparen Uds. en que VW, Toyota y GMC. son los tres fabricantes de automóviles más grandes del mundo. ¿Que debemos pensar sobre el resto si es tradición seguir en sus políticas a los grandes?
El brillante resultado - hay que reconocerlo - que logran los lobbys con sus actuaciones en aras de la obtención de unos mejores resultados económicos de las compañías para las que trabajan, producen a su vez un perfecto atentado contra nuestra salud y finalmente afectan el clima global de manera importante. Así pues, prescindiendo de la moralidad, de la ética de sus actuaciones, chapeau para estos señores y sus mandatarios ya que lo están haciendo muy bien, demostrando una vez más, por sino estuviera suficientemente claro, donde está el poder.






VW


Analizaron en Estados Unidos tres coches en carretera, dos Volkswagen y un BMW. “La idea de partida era demostrar que los coches diésel son más limpios allí que en Europa”, explica Franco, que estudió Industriales en la Universitat Jaume I de Castellón. Entonces, saltó la liebre. El BMW se libró, pero las emisiones de óxido de nitrógeno de los Volkswagen superaron 40 veces las registradas en las pruebas de homologación. Los resultados fueron enviados a la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) estadounidense, que siguió investigando hasta descubrir la trampa. La compañía alemana reconoció la culpa.


¿Por qué lo había hecho Volkswagen? “Por una parte, consiguieron que los coches tuviesen un consumo ligeramente inferior. Por otra, ahorraban dinero en el sistema anticontaminación”, afirma Franco. ¿Cómo lo lograron? “Como los vehículos no tenían todo el hardware necesario, usaron un software como un atajo”. El programa al que se refiere el ingeniero castellonense, de 33 años, disminuye la emisión de gases contaminantes cuando el coche es sometido a una prueba en el laboratorio. Otra cosa es en carretera.Analizaron en Estados Unidos tres coches en carretera, dos Volkswagen y un BMW. “La idea de partida era demostrar que los coches diésel son más limpios allí que en Europa”, explica Franco, que estudió Industriales en la Universitat Jaume I de Castellón. Entonces, saltó la liebre. El BMW se libró, pero las emisiones de óxido de nitrógeno de los Volkswagen superaron 40 veces las registradas en las pruebas de homologación. Los resultados fueron enviados a la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) estadounidense, que siguió investigando hasta descubrir la trampa. La compañía alemana reconoció la culpa.

¿Por qué lo había hecho Volkswagen? “Por una parte, consiguieron que los coches tuviesen un consumo ligeramente inferior. Por otra, ahorraban dinero en el sistema anticontaminación”, afirma Franco. ¿Cómo lo lograron? “Como los vehículos no tenían todo el hardware necesario, usaron un software como un atajo”. El programa al que se refiere el ingeniero castellonense, de 33 años, disminuye la emisión de gases contaminantes cuando el coche es sometido a una prueba en el laboratorio. Otra cosa es en carretera.


Analizaron en Estados Unidos tres coches en carretera, dos Volkswagen y un BMW. “La idea de partida era demostrar que los coches diésel son más limpios allí que en Europa”, explica Franco, que estudió Industriales en la Universitat Jaume I de Castellón. Entonces, saltó la liebre. El BMW se libró, pero las emisiones de óxido de nitrógeno de los Volkswagen superaron 40 veces las registradas en las pruebas de homologación. Los resultados fueron enviados a la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) estadounidense, que siguió investigando hasta descubrir la trampa. La compañía alemana reconoció la culpa.

¿Por qué lo había hecho Volkswagen? “Por una parte, consiguieron que los coches tuviesen un consumo ligeramente inferior. Por otra, ahorraban dinero en el sistema anticontaminación”, afirma Franco. ¿Cómo lo lograron? “Como los vehículos no tenían todo el hardware necesario, usaron un software como un atajo”. El programa al que se refiere el ingeniero castellonense, de 33 años, disminuye la emisión de gases contaminantes cuando el coche es sometido a una prueba en el laboratorio. Otra cosa es en carretera.

La polémica es especialmente relevante en un país que está estrechando el cerco a los fabricantes de automóviles ante los engaños. Un día antes de que estallara el caso Volkswagen, Estados Unidos impuso a General Motors una sanción de 900 millones de dólares, que sigue a la multa de récord de 1.200 millones de dólares que tuvo que pagar Toyota el año pasado.

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