lunes, 5 de diciembre de 2016

DON FRANCISCO LUZÓN

No basta con estar hecho a partir de una materia prima especial, de la que se da en contadas ocasiones, sino que se precisa además de un forjado de la misma a tono con la calidad de la materia base. Y esas dos circunstancias no comunes se han concitado en Don Francisco Luzón persona ante la  cual, si hay que quitarse el sombrero por su exitosa trayectoria profesional en el sector bancario, con mayor motivo aún hay que hacerlo ante la actitud que ha adoptado a partir del conocimiento de que tiene una enfermedad llamada ELA (epidermis lateral amiotrófica), que es una enfermedad degenerativa y aunque existen algunos agentes bloqueadores de la misma no hay aún fármacos que la curen, de modo que su vida tiene marcada una fecha de caducidad relativamente próxima.
A la humildad que enaltece su personalidad, hay que sumar la actitud positiva que ha adoptado acerca de su enfermedad al haber tomado la decisión de dedicar el resto de su vida a ayudar a aquellas personas que padecen esa temida ELA. A lo dicho, personas como Francisco hay que buscarlas con candil, que se decía antes, pero encontrarlas resulta un difícil empeño. Junto con mi admiración, vayan mis mejores deseos para el.

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