jueves, 13 de abril de 2017

¡ PELIGRO !

Imagen relacionada


Cuando la energía liberada por la fisión de átomos de uranio bombardeados por neutrones fue aplicada a las plantas de producción de energía eléctrica, comenzaba en 1.954 en la URSS, la andadura de esa actividad que hoy contempla 449 centrales nucleares en servicio en todo el mundo. 
Este proceso de reacción de fisión nuclear produce - como chatarra atómica - nuevos elementos inestables, que durante el tiempo que tardan en desintegrarse - en algunos casos más de 10.000 años -, emiten radiaciones muy nocivas para el ser humano. Además, procedentes de las centrales nucleares, de algunas industrias y hospitales, se están produciendo elementos inestables, si bien son menos nocivos que los anteriores para la salud humana y cuya vida activa es sensiblemente inferior a la antes citada. Estos residuos de media y baja actividad, se suelen almacenar en bidones de plomo recubiertos de hormigón en zonas alejadas de concentraciones urbanas. En España este tipo de residuos se están centrando en El Cabril punto situado en la Sierra de Hornachuelos, provincia de Córdoba.
Somos tan estúpidos, tan ambiciosos, tan insensatos, que dejaremos durante 10.000 años 449 depósitos letales (mas los que se sigan generando con nuevas centrales) enterrados, desparramados por el mundo sin garantías de que permanezcan inofensívamente guardados. Para más inri resulta que esta tecnología, como consecuencia de las crecientes medidas de seguridad que tienen que adoptar las centrales existentes y las próximo futuras a partir de los terribles sucesos de Chernobil y Fukushima, son más y más insostenibles económicamente. Lo verdaderamente paradójico es que contra lo que ocurre habitualmente, a medida que va madurando esa tecnología, cada vez sale más cara, lo que como decía, las hace inviables frente a las plantas de energía renovables, que esas sí, están experimentando en su evolución una espectacular descenso de sus costes de implantación y mantenimiento. En definitiva, por ignorancia, ambición y orgullo fatuo, hemos hecho un pan como unas ostias. 400 y pico centrales nucleares después hemos llegado a la tardía conclusión de que nos hemos equivocado...y de que manera.
Y entre tanto ¿que está pasando aquí, en nuestro lares?. Pues nada que pueda ni sorprender ni escandalizar por mor de que no se aparta un ápice de nuestra forma de hacer las cosas. Y es que estamos en un país que del "aquí llego y aquí te mato" ha hecho todo un sistema organizativo. El elemental procedimiento de planificar, realizar y evaluar, es algo que a nuestras autoridades ni les suena. Por eso la secuencia del desarrollo del almacenamiento de los residuos de baja y mediana intensidad - que tardan del orden de 300 años en reducir su actividad a valores normales - se ha hecho con méritos suficientes para ser relatada. 
En 1.951 se funda el JEN (Junta de Energía Nuclear). En 1.961 aparecen los primeros residuos que se almacenan en El Cabril (Córdoba) de forma clandestina. El 1.975 se autoriza 
¡ supuestamente ! el primer permiso de almacenamiento. En 1.985 se constituye ENRESA (Empresa Nacional de Residuos Sociedad Anónima), con capital público, 34 años después  desde que se inició en España esta aventura atómica que no tiene trazas de acabar bien. En 1.992 se inaugura, ahora de manera oficial, la instalación de El Cabril, como decíamos antes.
Este baile de fechas confirma la absoluta falta de previsión, digna de la chapuza nacional de lo años 40 a la que hay que añadir el hecho de que los gastos e inversiones de los residuos que generan las centrales privadas, las pagamos nosotros, los ciudadanos a los que por añadidura nadie informa de esta circunstancia. Hasta aquí la pequeña historia del desarrollo del tratamiento de los residuos atómicos de baja y mediana intensidad.
Queda por comentar otra historia para no dormir, que es la de los tratamientos de los residuos altamente radiactivos, los que necesitan 10.000 años para llegar a valores normales. 

(Seguirá).











No hay comentarios:

Publicar un comentario