domingo, 27 de junio de 2021

15,50 %.

Una encuesta de la Universidad de Deusto hace un dibujo político del País Vasco muy parecido al que dos semanas antes había realizado el Gobierno local. En ella, a la hora de valorar las instituciones, dejan a los partidos políticos, a la Iglesia y a la Monarquía como farolillos rojos de la clasificación de los favoritos del público soberano. Que la Monarquía ocupe el último lugar de la clasificación no supone ninguna sorpresa máxime tras los episodios encadenados por el progenitor del actual monarca (a los que hay que sumar los tenidos por su saga) y en lo que concierne a la Iglesia por la deriva tenida desde hace ya muchos años, tampoco. Pero bueno, al fin y al cabo sus nombramientos no han dependido de nosotros, motivo por el cual no deberíamos sentirnos responsables de sus poco afortunadas actuaciones. Lo que se debe dolernos y mucho es que los representantes elegidos por el pueblo, den la espalda a este y hagan de su capa un sayo, (como por ejemplo la actitud de los partidos independentistas), al ignorar olímpicamente datos tan contundentes como que solo el 15,5 % de los vascos esté a favor de la independencia del país y ellos sigan gastando tiempo y munición en intentar llevar adelante ese objetivo, que a la vista está, va contra natura. Esta actitud viene a corroborar que la clase política, esta y el resto de ellas, solo se representan a sí mismas a la voz de " tu ponme con tu voto en el poder que a partir de estar en él haré lo que convenga a mis intereses tanto idearios como crematísticos".

El resultado de las encuestas acerca de cuántas personas están a favor de la independencia política es, como decía, esclarecedor, lo cual no obsta para que los partidos independentistas sigan insistiendo en tal empeño, obviando la verdad objetiva de la encuesta, de esas y de otras que arrojaban resultados similares.
Entonces, ¿qué razones pueden impulsar a esos partidos para actuar de espaldas a la realidad?. A las ya apuntadas más arriba había que sumar. 1), Que están ciegos, aunque esto es altamente improbable. 2). Que esta cuestión de la independencia política no se la creen ni ellos, pero existen razones ocultas que les llevan a hacer que la ciudadanía se dedique más a creer que a pensar para  lo cual hay que alimentar de ilusiones inalcanzables a sus correligionarios - sus votantes - a base de argumentos de sal gorda. 3). La posición que tienen de partidos bisagras - situación de privilegio - para sostener a los sucesivos gobiernos centrales, hace que la capitalicen con continuos cambios de cromos o dicho de manera más coloquial, que utilicen la "táctica del salchichón" en la que sobre todo el PNV ha desarrollado técnicas de auténtico virtuosismo, con el resultado de aparecer ante la opinión pública - o parte de ella - como auténticos adalides de la Patria. 4). La erótica del poder sumada a la seguridad de un puesto de trabajo bien remunerado.
Ni la inamovible Constitución de España, ni la Unión Europea y con menos fuerza (ya lo estamos viendo) la opinión de la ciudadanía, harán que cejen en su empeño aparente de conseguir la independencia ya que han hecho del mismo su razón de vida.





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