Mercadona despidió en el verano del pasado año a un trabajador de su plantilla por comer una croqueta que iba a ser tirada a la basura ya que los hechos se dieron un sábado a última hora. El trabajador llevaba en la empresa 16 años y del hecho informó a la coordinadora una "compañera" que o se la tenía jurada o con ánimo, con su denuncia, de ganar méritos en la empresa.
Los hechos ocurrieron como digo a última hora del sábado y el lunes el trabajador fue despedido de manera fulminante acusado de un montón de cosas, tales como" fraude, deslealtad, abuso de confianza" y una vez tomada carrerilla añadieron, "hurto, malversación y apropiación indebida" lo que desembocó en considerar el hecho narrado como falta muy grave y consecuentemente merecedora de su expulsión.
El trabajador recurrió el despido y el Juzgado de 1ª instancia del lugar de los hechos y este lo desestimó. La empresa, como no, recurrió ante el Tribunal Superior de Castilla La Mancha que sentenció que, "en modo alguno el comerse una croqueta que iba a ser destinada a la basura podía ser objeto de despido", por lo que le daba a la empresa dos opciones. O readmitir al trabajador injustamente despedido o indemnizarle con 40.000 €.
Intuyo que como quiera que esa sentencia puede ser recurrida por la empresa ante el Tribunal Supremo, lo va a hacer por aquello de "sostenella y no enmendalla" lo que constituirá todo un récord en esta peculiar Justicia que tenemos en España ya que deberán reunirse sesudos jueces y juezas para dirimir si comer una croqueta en las circunstancias descritas, es o no motivo de despido de una empresa.
Si de esta - de cumplirse mi intuición - la empresa recurre la sentencia del T.S. de Castilla La Mancha, entraremos sin duda en el libro Guinness de los récords.
Nadie está libre de tener sus particulares manías y como no podía ser menos, el que suscribe no es una excepción de la regla, por lo que entre las que yo tengo se encuentra la de que Mercadona nunca me ha caído bien por lo que no recurría a ella para efectuar mis compras. Como quiera que las manías no tienen por que razonarse por lo complicado que resulta hacerlo, pues paso de ello por definición, pero a partir del hecho relatado mi ausencia de esa firma no será ya debida a una manía, ya que lo haré de manera racional, porque simple y llanamente, tipos que tratan así a sus trabajadores son unos mierdas y yo de eso paso.
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