lunes, 3 de noviembre de 2014

ÉTICA Y CORRUPCIÓN

 El marcador de la corrupción en España alcanza en este momento la cifra de 1.900 imputados y todo apunta a que seguirá creciendo porque pese al escándalo que se está produciendo en la sociedad, los corruptos no han cejado en su empeño cegados por su codicia sin límites y porque de los interrogatorios que los jueces desarrollan en la actualidad se están produciendo nuevas revelaciones sobre el tema. Por esa razón los partidos políticos casi sin excepción se han lanzado a una carrera frenética en un intento por demostrar que son ellos los primeros que quieren acabar con esa situación, de la que en buena parte son culpables. Por un lado metiendo la cabeza bajo el ala y por otro negando la evidencia exclamando como los niños ...."yo no he sido, ha sido otro".  Así, están proponiendo medidas como crear nuevas leyes y estrechar los controles existentes, cuando curiosamente parece demostrado que son los países con más leyes los que más corrupción padecen y en cuanto a los controles se refiere no se descubre nada nuevo ya que si en algo nos distinguimos en este país es por un endémico desprecio por los procedimientos. Y curiosamente, "naide ni denguno" hace referencia alguna a lo que en mi entender es  la causa principal del problema, que nos es otro que la falta de ética por parte de los mandatarios públicos y de los arribistas desalmados que han encontrado un filón en esa condición. Un comportamiento ético es algo que se inculca desde la cuna y por tanto, en caso de que tal condición se asuma, sería un proyecto de larga duración. Por tanto, en el mejor de los casos, con tiempo, la corrupción se podrá mitigar y mucho, pero me temo que nunca erradicar por aquello de que la condición humana es la que es. Ese es el drama de esta situación. Hemos abierto la caja de los truenos y ahora es muy complicado cerrarla.

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