martes, 11 de agosto de 2015

LOS PERFECCIONISTAS

Así como el clima del planeta viene regulado por la temperatura, la actividad de los humanos está regulada por su salud y la utilización que hacen de su tiempo disponible. Y esto es así con la excepción de las personas que han convertido su trabajo, quizá de manera inconsciente, como medio para realizarse a través del grado de acabado de aquello que estén realizando. Hay una regla acerca de la obtención de la información que es válida para esta forma de hacer las cosas. Para obtener información con un grado de calidad del 85% basta con emplear, por ejemplo, un tiempo de 30 unidades, en tanto que para que la calidad llegue al 100%, el tiempo necesario para conseguirla se va hasta las 100 unidades. O lo que es lo mismo, 15 puntos de mejora de la calidad lo son merced a dedicar 3,3 veces más tiempo.
Pero esa calidad excelsa raramente es necesaria y esto es lo que los perfeccionistas o ignoran o desprecian.
Y esta fórmula de la calidad de la información es válida para otro tipo de cuestiones, como por ejemplo para instalar un enchufe. Como quiera que los perfeccionistas han prescindido del reloj, lo que a una persona tipo le llevaría media hora, ellos emplearían por lo menos hora y media o más. Es inútil razonar con ellos en el sentido de que están consiguiendo una calidad en el trabajo que nadie les ha pedido, que por lo tanto no será agradecida y lo que para ellos es más grave, nadie está dispuesto a pagar. Este es al final el drama de este tipo de personas ya que con su forma de hacer se colocan absolutamente fuera de mercado, salvo que - cosa que ocurre raras veces - encuentren otra persona como cliente de sus mismas características que no les importa pagar lo que sea con tal que la calidad del servicio que piden alcance la perfección. 
Ni que decir tiene que tratar con este tipo de personas puede acabar con los nervios del más templado.

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