Los
propietarios de las centrales nucleares españolas lloran
a moco tendido manifestando que están perdiendo dinero
como consecuencia de la
presión impositiva que el Estado
ejerce sobre ellas. Nada nuevo en
cuanto a la estrategia de
"pide que algo quedará".Y aquí
no se está pidiendo nada
baladí. Además de llorar acerca de los impuestos que
gravan la actividad, se está pidiendo que la
Administración
prorrogue 20 años la vida útil de las 5 centrales (7
reactores) existentes porque el importe económico de la
operación es realmente
importante. La inversión de esas
centrales instaladas en España, habrá sido del orden 28.000
millones de euros, que han debido ser amortizados en los
40 años de la vida útil para los que fueron diseñadas.
Conseguir esta ampliación sería tanto como disponer de
unas centrales que estuvieran generando electricidad
durante ese periodo sin pagar "salario alguna a la
maquinaria" por lo que sus
resultados mejorarían
los obtenidos hasta la fecha en la friolera de 14.000 millones
de euros. ¿Que nos encontraremos con el parque
nuclear
más vetusto de Europa, cuando el Continente está ya de
vuelta con este tipo de energía ?. No importa. Por encima
de cualquier otra consideración, seguridad de la ciudadanía
presente y
futura incluida, la pela es la pela.
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