miércoles, 9 de agosto de 2017

LA IMPROVISACIÓN COMO BANDERA (1)

La Junta de Energía Nacional fue creada en el 1.951 y sus funciones hasta la puesta en marcha del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), fueron la investigación y el proceso de la producción y el control de la energía nuclear de fisión en España. 
El CSN comenzó su andadura en el 1.980 y es la encargada de regular el funcionamiento de las instalaciones nucleares y radiactivas para garantizar que estas se ajustan a los criterios de seguridad. Puede proponer, además de las funciones indicadas, la apertura de expedientes sancionadores.
Componen este CSN cinco miembros. 3 elegidos por el PP y 2 por el PSOE. Un presidente, un vice presidente y 3 vocales. De todos ellos solo uno es experto en energía nuclear.
Los primeros residuos nucleares procedentes de herramientas, ropas de hospitales y algún tipo de industria, generados en España, se almacenaron desde el año 1.961 de forma clandestina en una antigua mina de uranio en la localidad  de El Cabril (Córdoba).
Este "almacén"- a todas luces un vertedero ilegal y furtivo, no fue legalizado hasta 1.975 por lo que estuvo funcionando ilegalmente, por libre, la friolera de 14 años. Diez años después fue fundada la sociedad pública ENRESA (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos S. A.) que a partir de 1.985 se encargó de toda la gestión de los residuos radiactivos que se produjeran en España. Durante los 10 años que separaron la legalización de ese "almacén" y el inicio de las funciones de ENRESA vayan Uds. a saber que ocurrió ahí.
En 1.992 se inauguró oficialmente el almacén de residuos de baja y media intensidad radiactivos que sita en El Cabril localidad  a la que antes hemos hecho referencia.
La primera central nuclear  que se construyó en España fue la de José Cabrera, situada en Almonacid de Zorita (Guadalajara) y conocida popularmente con el nombre de Zorita, fue inaugurada en el 1.968, cesando en su actividad 38 años después, en el 2.006. La segunda central que se puso en marcha, fue la celebérrima Garoña, que se ha hecho famosa por el largo deshoje de su proceso de cierre - apertura - cierre. Esta central fue inaugurada en el 1.970 y tras su funcionamiento durante 42 años fue cerrada provisionalmente y sin volver a arrancar, tras cinco años de parada, ha sido clausurada de manera definitiva en el 2.017.
Estas centrales industriales de potencia 160 y 466 MW respectivamente, produjeron, como todas las instalaciones de este tipo, residuos de baja, media y alta actividad radiactiva en el proceso de fisión de su combustible nuclear.
La central nuclear de Garoña, al igual que los otros siete reactores nucleares que están en servicio en España (más la cerrada en 1.989, Vandellos I de la que más tarde hablaremos), fue diseñada para una vida útil de 40 años. Tras su cierre definitivo toca ahora desmantelarla y poner a buen recaudo los residuos de baja, media y alta actividad radiológica. Pero todo lo que rodea el tema de las centrales nucleares está rodeado en España con una sospechosa áurea de misterio, claro, los residuos radiactivos producidos por Garoña y las otras dos centrales citadas no iban a ser una excepción.


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