domingo, 15 de octubre de 2017

DE GAULLE DECÍA "OUI...MAIS" (2)

Decíamos en el comentario de ayer que Puigdemont tenía las opciones de contestar al Gobierno central cara a su posicionamiento tras la ambigua declaración de independencia, si, no y no sabe/no contesta, pero cabe una más y esa no es otra que más de lo mismo, o sea, otra ambigua manifestación sobre la postura definitiva acerca del tema, con lo cual la aplicación del famoso Artículo 155, dejaría a la Comunidad catalana a un nivel de gobernabilidad igual al que tenía durante esa etapa de democracia orgánica que nos impuso el que fue nombrado "Caudillo de España por la gracia de Dios" durante casi 40 años.
Puede parecer exagerada la idea de que el objetivo número uno de los políticos, por encima de cualquier otra consideración, sea la de mantenerse en el poder a cualquier precio, pero aquí - de ser cierta esa apreciación - en esta tesitura, a los nacionalistas catalanes y españoles se les presenta una ocasión de oro para cumplir ese objetivo. Las elecciones están cerca y hay que marcar territorios.
De cumplirse esa hipótesis se habrán culminado un montón de años de desencuentros, que han tenido especial virulencia en los últimos siete años a partir de que el Gobierno central recortara casi "manu militari" el Estatuto que presentó el Gobierno catalán, Estatut que no olvidemos fue alentado por el ex Presidente Rodríguez Zapatero cuando manifestó en campaña electoral (que cosas se dicen en ellas) que los catalanes tendría el Estatut que ellos quisieran.
En estos desencuentros ambas partes han tenido una buena dosis de culpa. Los unos por seguir fieles a su manera de entender la gestión de la gobernación, que no es otra que la heredada de Franco y que era que la dejar que el tiempo arreglara por si solo los problemas, dejándolos que se pudrieran, es decir, hacer de la inacción su modus operandi. Y que más quiere el ciego que ver. Para Rajoy esa técnica de su maestro le ha venido - por vocación y ocasión - como pedrada en ojo de boticario. Por parte catalana, la torpeza con la que han desarrollado su política independentista, es de tal calibre, que hasta el Gobierno central ha encontrado amplias grietas por donde sentar sus reales.
Puigdemont y el resto de los partidos que componen el Parlament han explotado a fondo el victimismo, han lanzado su operación "independencia exprés en 6 meses", han ilusionado a las personas de buena fe que creyeron ese sueño y hasta los indecisos y tibios encontraron en la torpe intervención de la Policía y Guarda Civil el 1-0, motivos para subirse al carro del independentismo. De consumarse un mal final de este chapucero proyecto, millones de catalanes verán como sus ilusiones han quedado truncadas y una buena parte de ellos llegarán a la conclusión, con razón, de haber sido utilizadas como carne de cañón.

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