domingo, 15 de septiembre de 2019

TEORÍA HELIOCÉNTRICA

Ahora, cualquier niño puede repetir, aunque sea como un 
 loro, que el Sol es el centro del sistema planetario entre los 
cuales se encuentra la Tierra, pero ese conocimiento ha 
venido sobrevenido como un escalón que sigue al anterior  
como sucede con las escaleras. Lo que nuestros sentidos
perciben en primera instancia no ayudaron a la humanidad a 
dar en el clavo sobre este asunto ya que efectivamente 
vemos como al amanecer el Sol “sale” por el horizonte, va 
ganando altura y cae hasta perderse en el ocaso vespertino.   
En definitiva, lo que nuestros sentidos perciben es que el
Sol nos rodea en su movimiento aparentemente envolvente  
y no es fácil sustraerse a lo que vemos y así desde que 
Pitágoras intuyó en el siglo VI aC. y Aristarco de Samos 250 
años aC. ya empezó a desarrollar la idea tuvieron 
que transcurrir 1.800 años antes de que el monje polaco
COPÉRNICO emitiera su teoría heliocéntrica en la que el 
Sol ocupaba el centro del Sistema Solar y los planetas 
describían círculos (la forma perfecta geométrica) alrededor 
del astro Rey. La mitad de ese tiempo, es decir 900 años,  
fue el llamado período “de oscuridad”
    COPERNICO que concibió su teoría alrededor de 
    1.520,la presentó mucho más tarde -1.530 aprox. - como 
    un simple ejercicio académico guardándola en un cajón 
    y es que entonces, la Iglesia católica, guardiana de la  
    cultura y poseedora de la más cerrada ortodoxia, 
    mantenía que habiendo nacido Jesucristo, el hijo de Dios 
    en laTierra, esta tenía que ser necesariamente no ya el 
    centro del Sistema Solar, sino del Universo y el que así 
    no lo creyera y manifestara, pues a la hoguera con la 
    prohibición expresa de no a refrescarse durante el
    proceso.
Para Galileo, este polaco no fue sino un resucitador de la 
hipótesis de Aristarco, pero de todas formas su teoría 
heliocéntrica ha quedado con su nombre para los restos, no 
obstante de que las órbitas de los planetas no son circulares 
– como luego demostró KEPLER – ni supo dar una
explicación convincente al fenómeno del aparente retroceso 
de los planetas.
Este personaje, KEPLER, astrónomo y matemático alemán,  
fue en 1.609 quién dejó en claro con sus dos primeras leyes, 
que los planetas orbitan al Sol formado elipses (no círculos) 
uno de cuyos focos es precisamente nuestra estrella  
llamada Sol y dos, que los planetas en su discurrir por el
espacio barren áreas iguales en tiempos iguales,  
aumentando su velocidad de desplazamiento al
acercarse al Sol y viceversa, pero al igual que el polaco se 
guardó muy bien de dar a su teoría mucho relieve. Por si 
acaso. Fijó en Mercurio, el planeta más próximo al Sol, sus 
observaciones donde la excentricidad del mismo es con 
diferencia la mayor de todos los planetas del sistema, lo
que facilitó sin duda sus conclusiones.
Como la teoría heliocéntrica había quedado ya olvidada,  
como consecuencia de no haber sido publicitada por las 
razones apuntadas, GALILEO GALILEI, ese portento italiano 
del Renacimiento, matemático, pintor, poeta, filósofo,  
anatomista, astrónomo, inventor, ingeniero y físico entre otra 
cosas, en 1.615 volvió a sacar a la palestra la teoría 
heliocéntrica, esta vez sin esconderse. La Iglesia se 
lo tomó muy a pecho y le conminó a elegir entre la hoguera
y abjurar de la idea.
Naturalmente (la carne es débil), eligió el camino de la  
supervivencia lo que no impidió que fuera arrestado en su 
domicilio hasta su muerte. Dicen que tras escuchar la 
sentencia del Tribunal eclesiástico, exclamó (en voz baja, 
claro) “E pur si muove”.
La sentencia se pronunció, ¡18 años después del juicio ! 
(así que los retrasos de la Justicia española tienen su origen 
en aquel entonces), y tuvieron que transcurrir 400 años (las 

cosas de la Iglesia van despacio) para que el Papa Juan 

Pablo III diera la razón al italiano pidiéndole perdón por la 

tropelía cometida con él.

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