Hay
que tener la mente sibilina de los jesuitas para formular preguntas tan
cargadas de sentido a la vez que aparentan una inocencia angelical. Un
buen ejemplo de ellas es la que para saber como alguien trata a su mujer
se le pregunta ¿sigue Ud. pegando a su mujer?. Mediten las posibles
respuestas y verán que digan lo que digan están pillados.
Arzallus,
ex jesuita, fue presidente del Partido Nacionalista Vasco, más conocido
como PNV, durante 24 años y durante su mandato reforzó las innatas
características de los aldeanos (estos y los judíos mantienen sus
características en cualquier punto del globo donde se encuentren) con su
gen jesuítico, de modo que a la astucia y capacidad para los tratos de
aquellos se sumó la habilidad dialéctica de los discípulos de San
Ignacio lo que les convirtió en notables contrincantes políticos.
Si
su contrario, enemigo, adversario o incluso amigo, tiene un salchichón y
Ud. quiere hacerse con el, existen dos formas de hacerlo. Una, se
acerca a él y de un tirón se lo arrebata, lo que puede provocar por
parte del propietario una airada reacción que puede acabar en una
confrontación violenta. Mal asunto. Dos, y aquí entra esa combinación
sutil de aldeano - jesuita, es acercarse al embutido, cortar una loncha
del mismo y llevársela. El propietario no llegará a las manos por una
leve merma de su propiedad, pero con esa actitud se encontrará que tras
sucesivos asaltos no le quedarán mas que la chapa y la cuerda que sirven
como referencia y cuelgue del producto. Deslizante, sutil, práctico,
maquiavélico, en resumen, un elaborado sistema aldeano - jesuítico.
Pienso
que la mayor aportación que hizo Arzallus, (al que a su condición de
aldeano y jesuita habría que añadir que era guipuzcoano, triada que
confiere a su poseedor un don especial en el arte de negociar), fue con
la aplicación de su "salami tactic", toda una filosofía en el arte de
negociar que al PNV, - al que por cierto antes de la llegada del ex tampoco le había ido mal - le ha venido de perillas. Y siguen, por que ya se
sabe, "si algo te va bien, ni se te ocurra cambiarlo", por aquello de que "las innovaciones, las justas y solo cuando la necesidad obligue a ello".
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