jueves, 2 de abril de 2020

LAS MATIZACIONES QUE NO SON TALES



Vaya por delante que creo que el Gobierno lo está haciendo razonablemente bien, que ningún centro educativo imparte cursos de máster para gestionar pandemias y que otro Gobierno distinto no lo habría hecho mejor. Dicho lo cual, como acostumbran a decir los políticos, añado que una de las características que deben adornar a un directivo, a un ejecutivo, es la capacidad de anticiparse al futuro. En este sentido esa condición no se ha dado en la decisión a través de un Decreto del Gobierno de la Nación de cerrar prácticamente de la noche a la mañana las actividades no esenciales, dando una sensación de improvisación que los "matices", como de manera eufemística se llama ahora en general a las modificaciones aunque tengan el carácter de clamorosas, no han hecho otra cosa que confirmar la sensación descrita.
Una muestra, una prueba de buena gestión, habría sido poner desde el principio de la pandemia a trabajar a un equipo de expertos en el tema, con calma, sin nervios y en profundidad, ante la eventualidad de tener que aplicar esas medidas, caso de ser necesarias mas adelante.
Eso es lo que suelen hacer los periodistas con los obituarios de las personas famosas. Cuando se intuye que la vida de un famoso está llegando a su fin, reposadamente, con tiempo, se va construyendo con los rasgos más reseñables de su personalidad, un artículo, un obituario, acabado el cual se guarda en la nevera de las noticias futuribles hasta que el fallecimiento del titular del trabajo haga oportuna su publicación.
Y eso no es lo que ha hecho el Gobierno, lo que en este caso tan importante, no deja de ser un tremendo fallo de gestión que luego de manera chapucera y a tirones se ha querido arreglar a base de "matizaciones".
Esta forma de hacer y sobre y todo el contenido del Decreto ha sentado mal en varias Autonomías, otras la han aplaudido y el resto ni fu ni fa. Entre las que han mostrado su desacuerdo ha sido la nuestra, la del País Vasco y lo ha hecho  a través del Presidente del PNV, así como del primer ejecutivo del Gobierno autonómico. Y lo ha hecho de manera airada, abrupta, de inmediato, sin perder espuma que se dice y pienso que tampoco es eso, porque un día que se hubiera empleado en pensar, plantear y negociar discretamente una alternativa al Decreto, habría dado para mucho. Obviar a su socio de gobierno, al PSE y levantar ampollas en un momento como este, no parece una actitud prudente en ese partido político centenario. De todas formas  habida cuenta de que en las fábricas los puestos de trabajo no están diseñados, así como los flujos de los procesos, para pandemias y que por si ello fuera poco, las medidas profilácticas en las mismas brillan en general por su ausencia, la decisión de mantener la industria o una buena parte de ella en marcha no creo que sea aconsejable dadas esas circunstancias, ya que entiendo que ante la gravedad de la situación, más vale ponerse una semana colorado que tres amarillos. Esperemos esperanzadamente no tener que arrepentirnos de esa decisión.
Y si a todo ello se añade que en el fondo de esta historia subyace en el PNV el sentimiento de que somos una nación, coherentes con esa idea, la presencia del Ejército para ayuda sanitaria se toma como una invasión y los decretazos como una intolerable intromisión, tendremos una idea más clara de la extemporánea reacción de las figuras más representativas del PNV.


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