Pues resulta que el inefable ex ministro de Industria, Energía y Turismo, que probablemente accedió a ese Ministerio multifunciones por su condición de canario por aquello de que se suponía que algo debería saber de turismo, y no tanto de los dos primeros rubros toda vez que probablemente no había pisado una fábrica en su vida y no digamos sobre el pomposo término de Energía en el que demostró no distinguir las unidades de potencia y energía, poseedor de una memoria fatal que le llevó al punto de no recordar si era en Panamá o las Bermudas donde tenía algunos ahorrillos, resulta decía que ha recobrado la memoria hasta el punto que ha reclamado y conseguido - lleva ya tres meses cobrando - la indemnización que el Congreso asigna a los Diputados que dejan esa condición, no importando las causas de su cese. Esa indemnización se otorga suponiendo que a su salida se encuentran sin medio alguno para subsistir tras sus esforzada contribución al País.
Pero ese no parece ser el caso de ese ex ministro - que por cierto a su regreso a Canarias fue recibido en olor de multitudes - ya que declaró en su día tener varios inmuebles en Gran Canaria y del orden de 260.000 € en acciones. No parece pues que el canarión (expresión con la que se conoce en las islas a los naturales de Gran Canaria) esté tras su dimisión con una mano delante y otra detrás para tapar sus vergüenzas, lo que al partido en el poder, aunque sea en funciones, no le ha impedido autorizar que cobre los 4.644 € al mes hasta un máximo de dos años. Ese importe contrasta de manera clamorosa con el del salario mínimo para este año que está fijado en 655,20 €. mensuales.
Y como la noticia se comenta por si sola, como dicen en la marina al cortar una transmisión de radio, cambio y corto.
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