lunes, 8 de agosto de 2016

HOUSTON, HOUSTON....

Si en este momento el PSOE formara parte de una expedición espacial, llevaría ya un tiempo exclamando "Houston, Houston....", tal es la necesidad de auxilio que el partido precisa toda vez que en estos momentos lo tienen todo perfectamente oscuro. Las bases por un lado, la ejecutiva del partido por otro, en ocasiones su secretario general y siempre los barones sentenciando por otro, además de  las presiones externas de todo tipo que reciben, están que no saben que hacer con la patata caliente que está suponiendo para ellos estas elecciones, sobre todo tras el monumental fiasco de su pacto antinatura con los paladines de la regeneración política.
Los barones no han acabado de entender algunas cosas, tales como : Uno, "Lo que natura no da, Salamanca no presta". Dos, "Cada tiempo tiene su afán". Tres, " La autoridad de un cargo debe venir derivada de la sabiduría y del buen hacer del que lo ostenta y no de los galones que el cargo conlleva, porque desaparecidos estos, su opinión pasa a la de ser la de un soldado raso".
Hasta Rodríguez Zapatero cuya imagen había mejorado sensiblemente gracias a su prolongado silencio, echa su cuarto a espadas y aun reconociendo que no hay peor consejo que el no solicitado, se permite recomendar a "las bases" una profunda reflexión para que el partido apoye con su abstención la investidura de Rajoy, ese otro campeón de la lucha contra la corrupción. 
Tras todos los bandazos, guiñadas y pantocazos que está dando el PSOE, se esconde - y no deja de ser una opinión y como todas sujetas a error - se esconde, decía, el pánico de dejar de ser la referencia de la izquierda política española, como si no lo hubiera dejado de serlo desde los tiempos en que reinaba Don Felipe....González.

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