miércoles, 10 de agosto de 2016

LA DURA VIDA DE LOS DIPUTADOS

Sus Señorias, incapaces de ponerse de acuerdo en cómo repartirse el poder en ocho meses- porque no nos engañemos, de eso se trata - fueron capaces de aprobar por aclamación, como en viejos tiempos políticos, las condiciones económicas de sus cargos como parlamentarios en menos de lo que canta un gallo. Y así se mostraron además de rápidos, generosos en lo que se refiere a las mismas, no dejando un cabo suelto para, la dotación gratuita de un amplio arsenal electrónico, unos salarios más que dignos, 44.000 € año para los Diputados rasos, que por otra parte pueden redondear esa cantidad trabajando fuera del Congreso, con unas dietas para viajes importantes, amén de la posibilidad de viajar si fuera preciso siempre en primera clase, con unos beneficios fiscales a distancias siderales de los contribuyentes de a pie, con unas condiciones de jubilación más que envidiables ya que a partir de los 55 años (si, cincuenta y cinco años) y en función del tiempo que hayan sido diputados percibirán hasta 2.470€ al mes y si dejan de servir a la Patria bien porque se han disuelto las Cortes o porque han dejado de ser Diputados, con la percepción durante dos años de 2.800 € al mes, para que no les falte de nada durante ese duro período.
Como ven, una vez más se cumplen los viejos preceptos de "a cuenta de la Villa, chaqueta amarilla" y el no menos contundente de "se amarra el barco donde manda el patrón". Pero a lo mejor todas esas condiciones económicas estarían bien establecidas en función de los requisitos exigibles para acceder al escaño, pero lo curioso es que si para ser ujier de esa especie de Olimpo de los Dioses es necesario casi un doctorado en Harward, para ser Diputado o lo que es lo mismo, padre y guardián de la Patria, la prueba más dura es la de hacer una O con un tubo. Y además de unas dimensiones y peso manejables, no sea que se hernien.


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