La
normalización es una actividad colectiva encaminada a establecer
soluciones a situaciones repetitivas. Esta manera de hacer nos ha
simplificado la vida de manera sensible ya que imagínense por ejemplo
que los teclados de las máquinas de escribir y de los ordenadores no
dispusieran de sus signos como los tienen todos los fabricantes del
mundo o que los cargadores de los móviles fueran distintos para cada
fabricante o que los electrodomésticos tuvieran medidas distintas de
acuerdo con el particular criterio de cada marca o que los anchos de vía
de los trenes tuvieran distintos valores en cada país o que las señales
de tráfico fueran diferentes en cada zona o país de acuerdo con el gusto de los
usuarios locales.
Y así un largo
etcétera y es que como en tantas cosas de la vida, esta realidad nos parece venida del cielo olvidando que la implantación de esta "filosofía" requirió mucha inventiva y mucho esfuerzo y no la apreciamos en todo su valor pero apenas
reflexionemos un poco sobre el tema caeremos en la cuenta que es de gran
importancia. Sin embargo los fabricantes de gayumbos no han caído
todavía en las ventajas que supone esta filosofía de la normalización y
así cada fabricante coloca la abertura para la salida del chiribito
donde le viene en gana. Por la derecha, por la izquierda, por el centro, más arriba,
más abajo, incluso hay algunos modelos innovadores en los que no existe
ranura alguna con lo que en caso de urgencia el sistema presenta todo un
mundo de emociones fuertes porque - callado queda dicho - hay que bajar
parcialmente el pantalón, lo que supone todo un número según donde surja
la necesidad. Apelamos, pues, a estos diseñadores de pacotilla que en
lugar de cobrar deberían pagar por realizar semejantes engendros.
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