jueves, 16 de diciembre de 2021

LOS POBRES BANCOS

Les dejamos nuestro dinero para que nos lo guarden. No nos dan un ochavo por ello y no es solo eso sino que encima nos cobran por tenerlo. Ese dinero, es decir nuestro dinero, lo prestan y con él hacen lustrosos negocios y por si fuera poco,  además nos flagelan con peores servicios cada día, vendiéndonos la moto con una palabra que se ha convertido en mantra, que no es otra que la de "modernización". Naturalmente estamos hablando del sector bancario. 

Antes se decía que el oficio de banquero era el más fácil del mundo porque te pagaban por el saldo de tu cuenta un 2%, lo prestaban al 4% y añadían que con ese 2% iban tirando, pero ahora esa inédita forma de entender los tantos por ciento ha quedado obsoleta porque para ponerse al día hay que reformular la cuestión de tal guisa que quedaría en "toma el banco el dinero de sus clientes con un interés negativo (ya que te cobran por ello) y lo venden con interés positivo" y con la diferencia entre esos signos de menos y más, pues van tirando también bonitamente. 

Puede ocurrir - de hecho así ha sido - que los bancos cuando se ponen en plan de "pela larga" como en el pasado boom del ladrillo, luego les resulta harto difícil recuperar los dineros prestados tras el paso de un temporal duro, pero que no cunda el pánico, porque el tantas veces denostado papá Estado abre la bolsa y les regala, así por la patilla, a los pobres bancos afectados por el temporal, 68.000 millones de euros que los saca de nuestros impuestos para que - dicen - el sistema no se colapse.

Casi desde que el mundo empezó a perderse siempre ha habido alguien que tras inventar el dinero ha hecho negocio con él y así al tran trán hasta llegar al grado de sofisticación que hoy se gastan. Me pregunto si entre tantos sabios economistas que pululan por el mundo no inventarán algún sistema que nos ponga al abrigo de esta forma moderna de piratería.

 

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