sábado, 22 de enero de 2022

LOS MAYORES, LOS BANCOS Y LA INFORMÁTICA

Los tiempos en que los ancianos de las tribus eran la voz de la sabiduría hace mucho que quedaron atrás de tal suerte que en esta convulsa sociedad en la que estamos viviendo las personas mayores juegan un papel cada vez más marginal, tan es así que incluso es como si estorbaran. Ahora las experiencias de vida que en otras épocas eran apreciadas no valen nada, lo que se dice nada, ya que todo el mundo sabe de todo desde que existe internet y eso ocurre desde casi su tierna infancia. La prisa, lo joven, lo turgente, lo novedoso, lo guay, priman sobre cualquier otra circunstancia.

A esa forma de ver las cosas - guiados exclusivamente por intereses económicos - se han subido los bancos a lo que rescatamos, sí, a cargo de nosotros los contribuyentes, por aquello de que el sistema no "colapsara". Y ese rescate que de momento ha alcanzado 100.000 millones de euros pese a que el entonces Ministro de Economía, el inefable De Guindos, manifestó con la cara de gravedad que ponen los burros cuando pastan, que no nos iba (a nosotros) costar "ni un euro". 

Podría poner en su CV el citado señor que ahora posa sus bien nutridas posaderas en un mullido sillón no se si en Bruselas o Estrasburgo, que tanto montan, ese error como hito de los interesados errores que puede llegar a cometer un político.

Pero a lo que íbamos. Los bancos para afinar su cuenta de resultados están cerrando oficinas y adelgazando sus plantillas a costa de ir eliminado servicios esenciales como es el de atender a aquellas personas que por diversas razones - entre otras, avanzadas edades - no pueden acceder a ellos a través de servicios informáticos. 

Por si fuera poco es que no se cortan un pelo. Dicen que disponen de un servicio de atención telefónica para pedir citas previas presenciales, teléfono ....que no coge nadie. Limitan los horarios de atención directa de manera cicatera y cuando el cliente consigue una "audiencia" lo tratan de manera desconsiderada. De momento hay cajeros, aunque muchos de los que llaman de última generación parecen diseñados para el lucimiento personal de sus diseñadores, dejando mucho que desear en orden a la simplicidad de su funcionamiento y por si fuera poco acabarán desapareciendo como lo hicieron las cabinas telefónicas.

Me pregunto si después de lo que nos han costado los dichosos bancos no se le ocurrirá al gobierno salir al rescate, pero de verdad, no de boquilla, de las personas que no llegaron a tiempo para engancharse a la informática. Veremos, que dijo el ciego, aunque una vez más me temo lo peor.



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