miércoles, 12 de enero de 2022

SON INSACIABLES

Nunca he sido capaz de averiguar cual puede ser el límite a partir del cual alguien pueda decir, "bueno basta, ya tengo suficiente dinero acumulado, voy a parar de perseguir ese objetivo" y supongo que a muchas personas, por no decir casi todas, les pasará lo mismo. 

Y pienso que el tema, el no parar una vez que se logra tener una cantidad de dinero importante, no tiene solución, ya que ambición aparte, el dinero (en muchas, casi todas, escondido en paraísos fiscales) sigue trabajando incluso cuando sus poseedores duermen haciendo que este crezca aunque no se le riegue.

La ambición por poseer cosas es de suponer que será el motor que impulse ese afán acumulativo y a partir de ahí y en la medida que aumentan sus caudales es también de suponer que podrán sentir una especie de condición sobrehumana, un estar en situación de nirvana permanente. Nadie les lleva la contraria. Son los más sabios, los más elegantes y guapos, los más poderosos, todo el mundo se inclina ante sus opiniones, poseen aviones privados, yates despampanantes, las mejores residencias, aquí, allá y acullá, los políticos les guardan pleitesía hasta el punto de que miran de soslayo sus desmanes en las raras veces que quedan al descubierto, cuando les da por ahí tienen las queridas (o queridos, según los gustos) mejores del mercado, disponen de los más afamados especialistas en medicina ya que su precio no importa, de tal suerte que el sistema que a primera vista parece no tener ni una fisura para ellos, resulta que si la tiene porque, al igual que el resto de los mortales, van y se mueren, lo que tiene que resultar realmente frustrante para ellos que casi habían rozado la excelencia imperecedera. 

Pero no todo va a ser poner de relieve esos aspectos mundanos porque resulta que algunos de esos Cresos tienen un particular sentido del humor (bueno, ellos o esos potentes equipos de abogados que realizan increíbles proyectos de ingeniería financiera a la hora de ocultar sus fortunas, ocultación que les sirve de rebote para evadir sus obligaciones fiscales allí donde tienen establecidos sus domicilios) y como demostración de ese sentido descolocante de humor les voy a presentar una muestra.

Don Jaime Botín - Sanz de Sautola y Garcia de los Rios (que tomó el apellido que está tras el - de Botín, de su bisabuela, supongo que por que identificarse simplemente como Jaime Botin García le parecería de un plebeyo inadmisible). 

Pues bien a lo que iba. Resulta que como consecuencia de la llamada lista de FALCIANI que fue empleado del banco suizo HSBC Private Bank - subsidiario del grupo bancario británico HSBC, que contenía una relación de muchos miles de grandes fortunas de titulares extranjeros, la puso en conocimiento del Gobierno francés que a su vez la pasó a la prensa, resulta, decía, que en esa lista aparecían 1.558 personas vinculadas a España, entre las cuales se encontraba la famosa familia Botín, de la saga de banqueros del mismo nombre, que por lo tanto había sido pillada por el carrito del helado.

Pues abundando en lo que decía sobre el poder que el peso del dinero ejerce sobre los dirigentes políticos, resulta que el Gobierno entonces presidido por Rodríguez Zapatero en lugar de caer sobre él como hacen con los ciudadanos de a pie, le salvó de la cárcel avisándole que le daban la oportunidad de declarar "voluntariamente" su depósito clandestino en Suiza, y así de esa forma el asunto quedaba zanjado simplemente con una multa. Pues nada, dicho y hecho. Don Jaime y sus hijos que también estaban metidos en el ajo, pagaron sin rechistar (a la voz de "de buena nos hemos librado", refiriéndose "sotto voce" al mako) la bonita cantidad de 100 millones de euros y digo bien, cien millones de euros. 

A mi me ocurre que cantidades como la que nos ocupa expresadas en euros me dejan un tanto descolocado, y solo cuando las traduzco a pesetas soy capaz de darme cumplida cuenta de la magnitud del asunto. Pues resulta que en pesetas 100 millones de euros habrían sido la friolera de 16.638.000.000 ptas. o sea 16.638,6 millones de ptas, para ser más exactos.

Vamos a dejar a un lado las poderosas razones que pudo tener el Presidente de nuestro gobierno para cerrar así el tema porque no son del caso aunque cada uno es muy libre de elucubrar sobre las mismas, siendo como es el tal Botín un banquero, así que vamos al asunto del inusual sentido del humor con pintas de sarcástico de Don Jaime.

El banquero, haciendo gala de su sentido del humor "sui generis" quiso dejar para la historia una muestra del mismo y para ello aseguró en una "entrevista" que concedió al diario El País, que había pagado para arrimar el hombro ante la grave crisis económica que sufría entonces España redondeando su declaración manifestando “Yo realicé en 2010 una declaración, totalmente voluntaria, de todos esos bienes cuyo origen se remonta a una época muy distinta a la nuestra, porque entendí que en la actual y en medio de la grave crisis económica que sufre el país, eso era lo que debía hacer"

No me digan, por favor, que una de dos, o tiene Don Jaime un sentido del humor tan ácido que ríanse del de los ingleses, o que por el contrario que dada su personalidad que raya en lo divino por aquello de los bienes de fortuna que posee, nos toma al resto de los  ciudadanos por auténticos indigentes intelectuales.  

PS. La multa impuesta representa el 10% de la cantidad escamoteada y por lo tanto esa suponía la nada despreciable y obscena cifra de 166.000 millones de pesetas que ahora serán más porque desde entonces han pasado ya más de 10 años y el dinero trabaja cuando los demás dormimos.

Mi amama Margarita solía decir " para que tanto querernos si nos vamos a morir".

 

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