Se ha aprobado una prórroga del estado de alerta hasta el 24 de mayo y el Gobierno no descarta solicitar una nueva en función de la evolución de la pandemia. Tengo la creciente sensación de hay muchas personas que no han calado en el gravísimo problema que nos aqueja, en buena medida alentada por la frívola, cuando no indecente, actuación de nuestros políticos ya que parece que el tema de fondo les resbala, que en el fondo no es tan importante.
Sin embargo, los que saben del tema, por ejemplo los dos especialistas cuyas declaraciones (además de la expuesta ayer) aparecen mas abajo tienen una muy distinta opinión sobre el asunto. Vean sino.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros
Adhanom Ghebreyesus, advirtió hoy 6 de mayo, que «el riesgo de volver al
confinamiento es muy real» en los países que actualmente están aliviando
sus medidas de distanciamiento social, si no se lleva a cabo una
adecuada gestión de la desescalada.
La inmunóloga y viróloga Margarita del Val coordinadora de los 150 equipos reunidos por el CSIC en una plataforma multidisciplinar de investigación sobre la pandemia ha alertado días pasados sobre la posibilidad de que la pandemia rebote de nuevo en meses cercanos, manifestando que " puede haber una segunda ola incluso antes del verano si nos lanzamos a la vida normal. Deberíamos tener mucho cuidado".
Hecho en falta, quizá porque su punto de mira está más puesta en la rápida puesta en marcha de la actividad económica que en la salud de la ciudadanía, unas campañas de concienciación por parte de nuestras autoridades en las que se pongan de manifiesto los graves peligros de una vuelta a las andadas, aconsejando hasta la machaconería que seamos muy prudentes y responsables en nuestro comportamiento a medida que nos vayamos adentrando en fases mas habituales de vida.
Esa campaña debería poner de manifiesto sin paños calientes, que de las 220.000 personas infectadas por el virus han fallecido 30.000 y por tanto existen o existirán, 190.000 curadas pero - y ahí está uno de los problemas - no se sabe a ciencia cierta si esas personas pueden provocar contagios o no. Otra cuestión que no sale a la palestra es que existe un número indeterminado de contagiados asintomáticos, pero que se sospecha serán muchos, los que si son capaces de inocular el virus. Y la suma de esas dos circunstancias es una auténtica bomba de relojería. Por tanto lanzarse a vivir como si esta experiencia no habría existido es de una temeridad culposa, porque no es solo tu vida la que está en juego sino la de los demás.
En definitiva, todas las llamadas a la prudencia serán pocas. Seamos responsables porque nos jugamos mucho.
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