sábado, 20 de febrero de 2016

LAS ENERGÍAS QUE VIENEN (1)

Que "cada tiempo tiene su afán" es un axioma que como tal no necesita ser demostrado y el proceso que han seguido las fuentes de energía que ha venido utilizando la raza humana desde sus albores no es una excepción de esa sentencia. Así a la madera - primer tipo de material utilizado para obtener luz y calor- le vinieron sucediendo el carbón, el petróleo y sus derivados y la energía nuclear. El carbón se ha venido abandonado como consecuencia de su negativo impacto medioambiental y al petróleo y sus derivados les queda un corto recorrido y no por el agotamiento del mismo, sino en razón de que el desarrollo de las energías renovables tiene todo el aspecto de ser un proceso imparable. Sobre la utilización de la energía nuclear de fisión se han vertido ríos de tinta. Su peligrosidad puesta de manifiesto por los gravísimos accidentes de las centrales de Three Mile Island en EEUU, Chernóbil en Ucrania y Fukushima en Japón y la problemática de qué hacer con sus residuos bajo el punto de vista de su transporte y almacenamiento, amén de la peligrosidad que supone que la radioactividad de los mismos tenga un valor inaceptable para el ser humano durante miles de años, han hecho que paulatinamente los países a la vanguardia del progreso - entre los que no parece encontrarse el nuestro y a la prueba de Garoña me remito - hayan puesto freno paulatinamente a la utilización de este tipo de energía, en favor de las energías renovables.
Energías renovables (excluida entre ellas la limpia energía nuclear de fusión cuyo desarrollo llevará todavía unos cuantos años y a la espera también de lo que vaya ocurriendo con el hidrógeno), que se está centrando en obtenerlas, por la que pueden aportar para su aprovechamiento, en el mar, en el aire, en el Sol y la geoteŕmica utilizando el calor interno de la Tierra.
El mar, la mar, como les gusta decir a los marineros quizá por su carácter imprevisible, los esfuerzos se están dirigiendo a obtenerla de las olas, de las corrientes y de las mareas; del aire, aprovechando el viento a través de molinos que accionan generadores eléctricos y del Sol, la energía fotovoltaica y la termosolar.                                             De las opciones que da el viento, y a estas dedicaremos este comentario, destacan las instalaciones terrestres y las que se realizan en el mar lejos de la costa, las que se denominan, en un término que por el dominio de la lengua inglesa se ha impuesto, "offshore".





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