miércoles, 8 de marzo de 2017

EL SISTEMA HELIOCÉNTRICO (Entrega 2ª)

En los primeros años del siglo XVI, Copérnico publicó su teoría heliocéntrica pero lo hizo como si sus conclusiones fueran solamente un ejercicio de divertimento. Y lo presentó de esa manera porque en aquel entonces la Iglesia se tomaba muy a pecho cualquier desviación de su línea de pensamiento, que no era otro que, siendo como era Jesucristo el hijo de Dios, habiendo nacido aquel en la Tierra, esta tenía que ser necesariamente el centro no solo del sistema solar que anunciaba Copérnico, sino el centro del mismísimo Universo. Si además esa era la posición de Ptolomeo máxima autoridad del tema durante 15 siglos, pues miel sobre hojuelas. Salirse de esta conclusión, propalándola además, podía ser premiada con una bonita hoguera, en cuya parte superior se colocaba cuidadosamente, eso sí, al osado hereje.
Volvió a las andadas el polaco en el 1.530 con un poco más de fuerza, pero sin demasiada. Su publicación no suscitó ninguna reacción en la Iglesia, tal vez por la escasa relevancia de su autor en aquel entonces. Otra cosa sucedió cuando irrumpió en escena Galileo Galilei 85 años después, en el 1.615, presentándola con la autoridad y prestigio que se derivaba de su personalidad. Galileo hombre muy importante de ese fenómeno que fue el Renacimiento, era astrónomo, matemático, físico, ingeniero, inventor, poeta, escritor, filósofo....es considerado como padre de la astronomía moderna, mejoró de manera sensible el telescopio, descubrió los cuatro satélites principales de Júpiter, emitió la primera ley del movimiento y su apoyo a la revolucionaria teoría heliocéntrica de Copérnico coadyuvó en buena medida a la divulgación de la misma. Por cierto, Galileo decía acerca de la autoría de esa teoría, que Copérnico no había hecho otra cosa que reeditar la idea original de nuestro conocido Aristarco de Samos. 
Nosotros nos quejamos - con razón - de la lentitud de nuestra justicia, pero en aquellos tiempos también se demoraba lo suyo. 
Tuvieron que transcurrir 18 años antes de que el Tribunal de la Inquisición romana de la Iglesia católica le juzgara por hereje en 1.633. Le condenaron a la hoguera, salvo que adjurara de la teoría que nos ocupa. Galileo, que entre sus innumerables y reconocidas virtudes no se encontraba la heroicidad, plegó velas para salvar su vida, pese a lo cual el tribunal que le juzgó le condenó a un arresto domiciliario de por vida, que sufrió durante 9 años hasta su muerte en 1.642. Se dice que cuando salía del juicio, por lo bajines exclamó " Eppur si muove". 
El Papa Juan Pablo II, 360 años después de la muerte de Galileo, pidió perdón a este por la injusticia que la Iglesia cometió con él.
Probablemente Galileo exclamaría en su tumba de Florencia, que bien está lo que bien acaba.


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