Fue en el 2.007 cuando la Ministra de Fomento Magdalena Álvarez firmó un contrato con la constructora y concesionaria de un tramo de la autopista AP -7, entre Tarragona - La Junquera, con una cláusula realmente sorprendente y que no es otra que la de aceptar que en el caso de que por ese tramo no se incrementara la circulación de vehículos un 2% anual de forma acumulativa, el Estado - es decir nosotros los ciudadanos contribuyentes -compensaríamos económicamente a la concesionaria. Pues bien, el incremento citado no se ha producido y la concesionaria tirando de contrato ya se ha hecho acreedora por un importe de 1.494 millones de euros, cifra que todavía puede potencialmente subir hasta los 2.200 millones en el año en que se da fin a los términos del contrato.
A esta, digamos novedosa, forma de contratar hay que añadir los contratos que firmó la Administración con el promotor del famoso pozo - silo de gas realizado frente a la costa tarraconense y el llamado "rescate" de las autopistas radiales de peaje de Madrid.
Todo ello nos va a suponer la friolera de 8.100 millones de euros.
Dada por supuesta la honradez de los responsables de estos desaguisados, para entenderlos solo cabe pensar como alternativa que pese a los brillantes currículos de los autores de los mismos a todos ellos les falta un hervor. Para llegar al nivel de los autores, en los organigramas de la iniciativa privada, hace falta poner cara de bobo, andar con paso de buey y sobre todo tener colmillos de lobo. Estos políticos, cuya honradez no debemos poner en duda, en una empresa de iniciativa privada no pasarían de sacar fotocopias y llevar el café a sus jefes, pero aquí, en este país, sus calamitosas gestiones todavía son premiadas con puestos como el que le regalaron a la citada Ministra, sin duda obnubilados por la brillantez de su currículum, porque de sus logros como Ministra....
En definitiva, un buen curriculum es una condición necesaria, pero ..¡ay!, no suficiente.
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