domingo, 19 de febrero de 2023

MÁS SOBRE CUBA (1)

Después que en Cuba fuera depuesto como presidente el sargento Batista tras el triunfo en 1.959 de la guerrilla liderada por Fidel Castro, la Unión Soviética reanudó las relaciones diplomáticas con el país caribeño, de tal suerte que la URSS se encontró que merced a la buena disposición del nuevo régimen político con la posibilidad de disponer de un portaaviones a 80 km. de la costa norteaméricana y hasta tal punto fue así que instalaron en Mariel una base de misiles con cabezas nucleares, cuestión que en 1.962, una vez descubierta por EEUU, provocó una crisis muy seria entre ambas naciones solucionada con su desmantelamiento, aunque los soviéticos permanecieron en la isla hasta la Perestroika de Gorvachov de 1.991. 

Fueron 32 años de colaboración que dejaron (se habrán ido diluyendo, a buen seguro, porque al fin y al cabo el Caribe es el Caribe) muchas huellas de su paso por la isla, y entre en los primeros años de la década de los 80, época en la que tuvieron lugar los hechos que he relatado en el anterior blog, voy a rememorar el sistema de negociación de aquel entonces, que luego pude comprobar por una experiencia similar que tuve en Argelia, que era idéntico al que empleaban en Cuba, lo que confirma que era un protocolo de negociación que dejaban como cultura negociadora allí por donde habían sentado sus reales los entonces soviéticos. 

La historia comenzaba, una vez enviada la oferta, en que nos "invitaban" a negociar, por supuesto con los gastos a nuestra cuenta. Como cooperativistas finos que eramos viajabamos los sábados para recuperarnos del viaje y estar frescos para el lunes. Te recogian en el aeropuerto, te llevaban al hotel que ellos querian y el que hacía de transportista se quedaba con tu pasaporte una vez registrado en el hotel. Concedian una visa para 15 días y no tenían ninguna prisa por empezar a negociar y una vez iniciada la pelea tampoco es que se herniaran con el ritmo de trabajo y tal forma de hacer estaba clara. Por un lado el ritmo cubano (para currar) es el que es. Por otro intentaban desequilibrarte al ver que pasaban los días y el tema, avanzaba, si, pero de modo extremadamente lento. Y para rematar cuantos más dias estuvieras más facturaba el hotel. 

Y así fueron las cosas en los dos primeros viajes, pero aprendimos rápido. Al tercero al llegar al aeropuerto nos escaqueabamos del enviado a recogernos, nos ibamos a la Habana en un taxi y nos dirigiamos a un hotel coqueto en el Malecón, no al antiguo Hilton rebautizado con el nombre de Habana Libre que era una auténtica fábrica de dormir.

Naturalmente íbamos sin reserva pero una entrega discreta en recepción de de una botella de whisky era un sistema infalible, imbatible, que diría el Presidente P. Sánchez. No problem.

Llegamos incluso a no acudir al lunes siguiente al centro de negociación (que era un viejo burdel adaptado como centro de negociación donde los norteamericanos se solazaban) y nos íbamos a la playa para marcar territorio.


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