Las cosas que mal empiezan suele costar enderezarlas y ese parece ser el origen de los problemas del Museo Marítimo de Bilbao. Nacido en 2.003, antes de la última crisis económica, tras cinco años de obras para ponerlo en marcha, con una plantilla inicial de 37 personas, número impensable en una actividad de iniciativa privada, con un emplazamiento junto a los diques del astillero - casi mítico por tantas razones - Euskalduna, que parece de manual, pero con importantes barreras arquitectónicas disuasorias para los visitantes, dependiendo su presupuesto en gran medida por los patrocinadores públicos y privados que los han ido abandonado, principalmente los últimos, en la medida que la crisis se iba acentuando, con cambios frecuentes al frente de la gestión del Museo a la busca y captura no encontrados de un caminar económico ni tan siquiera de subsistencia.... Ahora que las instituciones públicas que son las que sostienen casi en solitario la tesorería del Museo están al borde de la saturación, ¿qué hacer entonces para intentar acabar con este pozo sin fondo?. Pues a lo mejor un estudio de viabilidad serio, que no acabe diciendo lo que los que lo encargan quieren que diga y si este fuera positivo, buscar fuentes de financiación para relanzar el proyecto y no olvidar que estos suelen funcionar dependiendo quien esté al frente del mismo y a este respecto, pues por aquello de que los árboles impiden ver el bosque y dada la exitosa trayectoria del Palacio Euskalduna que está a un tiro de piedra ¿ por qué, dicho en gordo y desde la barrera, no encomendar a los dirigentes de esa entidad la gestión del Museo siempre y cuando existan visos de su viabilidad ?.
Y si por el contrario el estudio no diera luz verde, más vale ponerse rojo una vez que cien amarillento. Cierre de la actividad y or konpon, Marianton.
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