sábado, 23 de noviembre de 2019

LOS TONTOS ÚTILES


Si yo fuera una persona congruente, cuando llega la hora de votar en unas elecciones, rememoraría la reflexión que más abajo aparece y me haría el loco al llamamiento a las urnas...pero eso, no lo soy y de ahí que no dejo pasar una sin votar con la coartada de que sino lo hago la competencia sí lo hará y todavía estaremos peor. Suena bien lo que digo pero pienso que es la inercia ( ya saben su definición):
"Incapacidad que tienen los cuerpos de modificar por sí mismos el estado de reposo o movimiento en que se encuentran". Debe ser eso, pero por si acaso Uds. se pueden sustraer a esa condición, lean, lean a ver si cunde.

Inspirados en los famosos modistos Valentino, Armani, Carolina Herrera, Versace...los políticos en general (algún despistado habrá por poco tiempo ), han imitado el buen hacer de ellos en el arte de vestir el muñeco, tarea en la que han alcanzado un gran virtuosismo. Así no hay partido que no se envuelva en el manto del ideario demócrata – de moda tras la II Guerra Mundial - prometiendo en sus campañas electorales los jardines del Edén, para una vez instalados en el poder dedicar lo mejor de sus energías a mantenerse en el mismo, una vez superado cuanto prometieron (10 minutos después). Siguen vistiendo el muñeco de un aspecto “politicamente correcto” adoptando modos y maneras democráticas como el pseudo empoderamiento del pueblo soberano en forma de programas como “la transparencia de la gestión”, “la participación ciudadana” “las escuelas de ciudadanía” etc. a la voz de que no le falten ropajes a esa farsa en que han convertido a la democracia. Listas cerradas en las que los capos premian la fidelidad al Partido en lugar de la honradez y preparación, “el que se mueve no sale en la foto”, mienten hasta a sus médicos, se ponen los salarios y jubilaciones que les viene en gana, trabajan poco o nada, hacen de las puertas giratorias todo un arte de supervivencia, hacen entierros diarios de Montesquieu, se alían hasta con el demonio con tal de perpetuarse en el poder, cambian de principios – si alguna vez llegaron a tenerlos – tanto como de camisa, con frecuencia los bien colocados hacen milagros en el arte de hacer desaparecer cosas que luego como Hudini hacen aparecer a miles de kilómetros.....En fin, todo ello y más me están llevando a quitarme de la política aunque sigo con verdadera curiosidad malsana las correrías de la clase política, de sus politiquillos, más bien, sin esperanza alguna de que los majaderos votantes entre los que por supuesto me incluyo, tengan la fuerza necesaria de cambiar el curso de los acontecimientos dejando de ser tontos útiles.


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