jueves, 3 de febrero de 2022

TENGO EL COSTILLAR AL AIRE

Se me abren literalmente las carnes ante la forma esperpéntica con la que ha sido aprobada la reforma laboral en el Congreso de los Diputados, lo que pone claramente de manifiesto con quien nos jugamos los cuartos los ciudadanos. No es de extrañar que el que fue en su día presidente del Congreso, el conde de Romanones exclamara en su día ante una maniobra del pelo de la sonrojante de hoy dirigiéndose a los diputados, ¡ joder que tropa !. Pues eso. Más de lo mismo. Es que no ha faltado nada para hacer de la votación una especie de gesta olímpica. 

Primero la tamayada navarra de los dos diputados que reniegan del SI pactado entre su partido y el gobierno y votan NO aduciendo en su defensa una serie de chorradas que no hay por donde cogerlas. La actitud impresentable de los partidos nacionalistas periféricos a los que deseo que el diablo los confunda...más todavía. La Presidenta del Congreso a la que la suma de los votos se le atraganta como si fueran integrales triples. A las bancadas de las derechas que celebran el falso resultado cantado por la Presidenta como si habrian ganado la Champions League y que ante la oportuna rectificación del mismo de manera tabernaria - ellos tan obreristas - se desgañitan gritando ¡ tongo, tongo!. 

Menos mal que va a resultar que la justicia divina existe ya que un diputado del PP no es capaz de distinguir entre los botones del si y del no (se acabaría de despertar de la siesta) y vota de tal suerte que salva la propuesta del Gobierno.

De la misma forma que a los navarricos les pueden hacer un monumento en el paseo de los Fueros, al diputado del PP le estarán a punto de embarcar en la galera donde se pasará remando, aunque a lo mejor se pone a ciar, el resto de la legislatura. De los "progresistas" nacionalistas periféricos ni una palabra más que añadir a lo de impresentables.

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