domingo, 7 de diciembre de 2014

Entrega 11ª. Para descansar de la descripción de los planetas

  • Ahora desde temprana edad podemos decir que los planetas giran alrededor del Sol describiendo órbitas elípticas, y pensar que ese conocimiento siempre ha estado en posesión de la humanidad, pero nada más lejos de la realidad. La ciencia se construye como una escalera, de peldaño en peldaño. Esa determinación  y las que siguieron derivadas de la misma, atravesaron numerosas vicisitudes que conviene rememorar ahora que hemos pasado ya revista a Mercurio, Venus y Tierra. (El resto de los planetas seguirá más adelante)
Empecemos pues a darle a la moviola.

La palabra planeta es de origen latino que a su vez la tomó del griego y significa “astro errante”. Errante porque la aparente irregularidad de su marcha a través del firmamento no tiene la previsionalidad del de las estrellas.
La creencia de que era el Sol el que giraba alrededor de la Tierra, era lo que nuestros sentidos nos transmitían. Efectivamente, aún hoy en día hay que hacer un esfuerzo mental para imaginar que el  Sol está donde está y que somos nosotros los que giramos a su alrededor. El cambio de las estacio-
nes del año debería haber sido un dato revelador, pero eso como tantas otras cosas se han ido determinando a través del tiempo

El que los planetas giraban alrededor del Sol en órbitas elípticas, fue enunciado por Kepler (1.609) en la primera de sus leyes demostrando lo que Pitágoras, el del teorema, (571-475) aC., intuyó. Posteriormente Aristarco de Samos (310 -250) aC. adelantándose 1.800 años a la teoría del sistema heliocéntrico de Copérnico, intuyó, que no demostró, que el Sol se hallaba en el centro del sistema y la Tierra y el resto de los planetas giraban en círculos a su alrededor. Su teoría fue olvidada pero registrada en algún documento. Un gran defensor en la antigüedad de que en el sistema solar la Tierra ocupaba el centro, fue Tolomeo, científico de gran prestigio (100- 170) dC. (que fue por cierto el que compiló en gran parte esa pseudo ciencia que es la astrología), lo que demuestra una vez mas que la capacidad intelectual de alguien no constituye una garantía contra los errores descomunales que pueda cometer. Al freno que supuso la autoridad intelectual de Tolomeo  hay que sumar el milenio de oscuridad para la ciencia, que comenzó con la caída del imperio romano y que no acabó hasta el Renacimiento, para entender como el conocimiento del sistema solar no avanzó nada en 1.400 años. En el año 1.530 Copérnico publica su teoría heliocéntrica, en la  que enunciaba que era el Sol el centro del sistema solar y en consecuencia era la Tierra y el resto de los planetas los que giraban a su alrededor, si bien mantenía que la trayectoria de los planetas era circular. La teoría fue presentada, sabiendo la férrea posición contraria que mantenía la Iglesia al respecto, como un simple ejercicio académico y ahí quedó. Kepler también muy prudentemente, publica como decíamos antes, en el 1.609 sus dos primeras leyes, la 1ª la que dice que los planetas describen elipses de distinta excentricidad en sus órbitas alrededor del Sol, la segunda que los planetas barren áreas iguales en tiempos iguales. 10 años después publica Kepler  la 3ª de sus leyes, en la que manifiesta que “el tiempo orbital, es decir el tiempo que tarda un planeta en dar una vuelta completa alrededor del Sol "es igual a la raíz cuadrada de la distancia al cubo de dicho planeta al Sol”. Así por ejemplo, si la distancia media de Júpiter al Sol es de 5,2 UA, ¿cual será el tiempo en que completará una órbita alrededor de él?.  Pues la raíz cuadrada de 5,2 al cubo, es  decir 11,862 años.  Por otra parte, Galileo que había resucitado y propagado la teoría heliocéntrica de Copérnico, fue apercibido  por ello por la Iglesia en 1.615 y como quiera que Galileo Galilei seguía defendiendo la teoría, 18 años después la Iglesia lo enjuicia y le hace abjurar de la misma, con la amenaza de llevarlo a la hoguera en caso contrario.
Galileo con gran apego por su vida, abjura, pese a lo cual pasó el resto de su vida en arresto domiciliario y es que la Iglesia las gastaba así por aquel entonces.
Se dice que Galileo al salir del juicio manifestó por lo bajines “Eppor si muove” (sin embargo se mueve). Manifestaba también Galileo acerca de Copérnico, que realmente no fue el creador de la idea, sino más bien el restaurador y confirmador de la apuntada por Aristarco.
 Conviene puntualizar que la posición férrea de la Iglesia manteniendo la idea de que la Tierra era el centro no solo del sistema solar, sino del Universo, tenía su origen en que si Jesucristo era el hijo de Dios y había nacido en la Tierra, no cabía otra alternativa que pensar que tenía que ser la Tierra el centro de todo y naturalmente si el opinante no coincidía con esta versión, pues a la hoguera y de ahí al infierno por toda la eternidad, a pasar más calor todavía.



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