LA AUSTERIDAD A ULTRANZA COMO FÓRMULA ÚNICA

La tele dirigida Frau Merkel creía tener el bálsamo de Fierabrás para acabar de una vez por todas con la crisis de los PIG'S. La fórmula se componía de un 50% de austeridad en los gastos de esos Estados y el resto hasta el 100%, con más de lo mismo. Seis años después de la puesta en marcha del plan en Grecia, efectivamente el déficit público de ese país bajará del 15 al 3,5% a finales de este año (menor que el de España). La forma de hacerlo es tan sencilla como el mecanismo de un botijo. Ha bastado conque ese país, haya gastado menos en educación, sanidad y pensiones y haya ingresado más por el incremento del IVA, IRPF y otros impuestos. Se redondeaba  la idea con la disminución de la nómina de los funcionarios por la vía de bajada de salarios y disminución de los mismos y la victoria estaría asegurada. Pues no ha sido así pese a la espectacular bajada del índice citado. Entre tanto el PIB ha disminuido por un valor absoluto de 56.000 millones de euros y como quiera que la deuda ha aumentado, resulta que ahora la citada deuda ha pasado de ser el 100% del PIB al 180%. Así las cosas voces autorizadas en el terreno económico alertan sobre la imposibilidad matemática de que Grecia sea capaz de afrontar su deuda si no hay una quita en cantidad, un aumento del plazo de carencia e interés de la misma. La cosa parece tan evidente como para que hasta una institución tan poco sospechosa de practicar la caridad como el FIM lleva algún tiempo recomendando esta solución y eso es precisamente lo que está pidiendo el Gobierno griego. Entre tanto, los grandes beneficiarios de esta situación son los de siempre. La gran banca. Tomaron el dinero del BCE baratito, lo vendieron carito a Grecia y ahora están recuperando los créditos concedidos, de tal suerte que de los 230.000 millones de euros que Europa envió a Grecia, 185.000, entre los que estarán jugosos intereses, los ha cogido con una mano y con la otra se los ha devuelto a la citada banca. Moraleja: No parece que la fórmula Merkel sirva para enderezar el desaguisado griego, opinión cada vez más compartida por autorizadas voces de la economía mundial.