Tal día como hoy, 25 de abril, con la consigna emitida por radio con la canción "Grandola vila morena", se puso en marcha lo que vino en llamarse "La Revoluçao dos Cravos Bermelhos", me pilló en Portugal por razones de trabajo ya que en aquellas fechas la empresa en la que entonces estaba tenía mucha relación con ese país vecino que, como ocurre en muchas ocasiones, por puro esnobismo no conocemos y por lo tanto no podemos apreciar en lo que vale, que es mucho.
La revolución de los claveles rojos, fue así llamada porque los soldados metían en el cañón de su fusil un clavel rojo como prueba de que no lo dispararían contra nadie y así fue. La dictadura de Oliveira Salazar, sostenida por la temible policía secreta PIDE, duró más que la de su colega Franco ya que alcanzó casi 50 años y todavía sobrevivió a su muerte 4 más, lo que al igual que su colega resultó que también la había dejado atada, no mucho a juzgar por su escasa duración, pero atada. Tuvo la virtud de producirse sin que hubiera ninguna víctima lo que manifiesta muy a las claras la envidiable templanza de ese admirable país.
Como nota que la distingue de nuestra democracia instaurada en 1.978 es que el barrido incruento que hicieron de personajes e instituciones fue mucho más profundo que la que se hizo en España, lo que ha devenido en una transición mucho más sólida que la nuestra, de tal suerte que en Portugal nadie añora a aquél personaje en tanto que en nuestro país los nostálgicos de Franco son legión pese a los casi 50 años de su desaparición terrenal.
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