EL MOMENTO POLÍTICO

Estamos, o mejor sería decir, seguimos estando en un momento político convulso en el que la mentira menos elaborada, más soez, el escaqueo más descarado de responsabilidades políticas flagrantes, el insulto barriobajero, los saqueos de lo público, las propuestas más descabelladas de la oposición, allí donde esté, cogen vuelo, el clientelismo que se ha convertido en un arma letal, los eslogan más cutres y carentes de sentido ocupan destacadas portadas, en el que los votantes que las sufren hacen suyos con sus votos políticas retrógradas, en el que la inteligencia y el uso de la misma se ha convertido casi en un pesado lastre y así un largo etcétera, triunfan de manera descarada. Y todo esto ocurre entre nosotros y la explicación no puede ser más sencilla, dando una vez más la razón a aquel fraile de la Edad Media llamado Ockham cuando decía que "en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable" ya que esto ocurre porque España es un país políticamente inculto, en el que la pillería lleva siglos teniendo un poderoso atractivo de tal suerte que lejos de producir repulsa cosecha admiración, en la que lo "público" nos resbala porque no lo sentimos como propio, en la que se cree más se piensa por lo que votamos con el corazón y no con la cabeza, en lo que lo superfluo concita más apoyo que lo sensato por lo que el postureo triunfa por goleada, en la que la mentira no pasa factura, el que la memoria es flaca ya que se puede decir hoy una cosa y mañana lo opuesto sin ningún rubor y más y más hasta casi llegar al infinito en caso de que este exista, en la que una parte de la clase política roba, malversa, falsifica, conspira, prevarica, soborna y es sobornada ...Y este calamitoso estado de cosas ¿tiene visos de cambiar de signo?. Pues esto, como todo será cuestión de opiniones, pero en el supuesto de que a alguien le interese la mía, cosa que dudo, no me escondo a pesar de ello y la proclamo. No. Ni de coña.