lunes, 20 de marzo de 2023

LA FALACIA DE LA SEGURIDAD BANCARIA ( y 2).

 

En la anterior entrega sobre la banca hacía referencia a la idea que tenía sobre la misma mi amigo Antton, idea que no hacía sino caricaturizar ese negocio floreciente donde los haya, pero es que la realidad, como casi siempre, supera la ficción ya que si en el origen de la misma en la época del Renacimiento, las cosas pudieron discurrir por esos cauces, tiempo después la banca comenzó a hacer préstamos por encima de sus recursos propios con lo cual los hacía sin respaldo real. Dicho de otra forma, el dinero que prestan no está en el banco, es un mero apunte contable, forma de hacer equivalente a la idea de los alquimistas que era la de transmutar las piedras en oro. Aquí la banca ha ido más lejos que los alquimistas ya que estos al menos ponian las piedras en tanto que los bancos no ponen nada, solo la cara, la imagen, y si los prestigitadores sacan de la chistera pájaros, en la banca de la nada sacan euros, lo cual hay que reconocer tiene un indudable mérito.
Y así la rueda sigue girando sobre esa ficción y lo sigue haciendo hasta que el equilibrio se rompe cuando por necesidad o desconfianza, los depositarios pretenden recuperar sus dineros. Si son unos pocos los bancos  salvan la situación, pero cuando el movimiento se extiende los pies de barro sobre los que se sustentan los cimientos del banco se vienen abajo. Esto es lo que ha ocurrido con el banco californiano, con el suizo y con los que a buen seguro les seguirán.
Las autoridades políticas y las bancarias saldrán al paso de los rumores negativos que acerca de la estabilidad del negocio bancario se vayan produciendo, pero que si quieres arroz, Catalina y es que cuando el tiempo está de leche (en forma de necesidades de caja y desconfianza) hasta las hormigas dan un litro.
De modo que, atención y mano la botón, amigos que las cosas se pueden poner feas, muy feas.

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