Esa quizá sea una de las caracteristicas que más igualan a los políticos cualesquiera que sea su idelogía. El no callar ni debajo del agua ya que el caso es hablar de lo que sea aunque en muchas ocasiones - demasiadas - sin tener ni repajolera idea sobre lo que están hablando.
El ejemplo más reciente de lo indicado lo tenemos en las declaraciones que ha efectuado el lehendakari sobre del movimiento que se está dando acerca de implantar la semana de 4 días de trabajo. Las manifestaciones que ha efectuado al respecto son un cúmulo de obviedades, vaguedades y errores de concepto de bulto. Tranquilizar a los empresarios vascos diciendo que "no se va a implantar con carácter general esa medida", el "hay que apoyarse en experiencias internacionales" no entendiendo que las circunstacias que se puedan dar, por ejemplo, en el Reino Unido (avanzado en este asunto) no son extrapolables a nuestra realidad y finalmente andar como un pulpo en un garaje cuando se suelta a hablar de la productividad.
De todas formas cuando se es de idiología conservadora hasta las cachas como es el caso del PNV, esta tendencia, que entiendo es imparable, aunque no de caracter universal porque existen sectores en que su implantación se antoja tremendamente complicada por no decir imposible, pues esta novedosa innovación les cae muy gorda y no será ni por asomo el motor del cambio necesario para llevar a cabo esta modalidad.
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