jueves, 19 de febrero de 2015


   Entrega 3ª     El PARÓN DE LA CIENCIA

 

Herón de Alejandría, (20–62 d.C.), matemático y filosofo griego. Definió la fórmula para determinar el área de un triángulo en función de su perímetro, expresión que dice que el área,  A= a raíz cuadrada de S (S-a) x (S-b) x (S-c), expresión en la cual S es el valor del semi perímetro, y a, b y c los valores de los lados.
Inventó la primera máquina de vapor de la que se tenga noticia, la llamada eolípila y escribió el primer tratado de robótica. En estos dos casos fue un adelantado a su tiempo.
Tolomeo, (100-170 d.C.), astrónomo, matemático y geógrafo. Autor de un importante tratado de astronomía que los árabes bautizaron con el nombre de Almagesto. Creador de esa pseudo ciencia llamada astrología. Creía y lo defendía desde su autoridad intelectual, que era mucha, que la Tierra estaba inmóvil en el espacio y que ocupaba el centro del universo. Su prestigio era de tal magnitud que las aportaciones de Aristarco y Pitágoras acerca del verdadero papel del Sol y la Tierra en el sistema solar, quedaron enterradas hasta la publicación de
la teoría heliocéntrica de Copérnico, lo que viene a demostrar, una vez más, que la capacidad intelectual de alguien no constituye una garantía contra los enormes errores que pueda cometer.
Después de la caída del imperio romano, y coincidiendo con el desarrollo del cristianismo (Fig.57) se abrió una etapa de oscuridad en el desarrollo de la ciencia que duró un milenio. Hasta la época del renacimiento. Fueron varios las razones que llevaron a tal vacío. El monopolio que ejerció la Iglesia sobre el saber. La destrucción de la mayor biblioteca del mundo occidental, la de Alejandría, la peste negra, las hambrunas, las guerras casi continuas que se desarrollaron en Europa en ese período, etc.
Fue como decíamos la época del Renacimiento y a partir de ella, cuando los grandes cerebros volvieron a irrumpir con fuerza en la historia de la ciencia.
Cristóbal Colón y su descubrimiento de sobra conocido.
Leonardo da Vinci, nacido el 1.452 en Vinci (Italia), de ahí su denominación completa y fallecido 67 años después, fue un auténtico coloso intelectual. Con él comenzó el siglo de la luz. Pin-
tor, anatomista, arquitecto, botánico, científico, escritor, escultor, filósofo, inventor, músico, poeta y urbanista. Probablemente fue Leonardo la persona con más amplio espectro intelectual que haya existido en toda la historia de la humanidad. Un genio universal en definitiva y que se le considera como símbolo y arquetipo del hombre del Renacimiento.
Entre sus muchas creaciones como inventor destacan sus avanzadas ideas acerca del helicóptero, el automóvil y el submarino. No obstante se le asocia fundamentalmente a la pintura, entre las cuales se destacan “ La Gioconda”, “ La última cena” al igual
que su famosísimo dibujo de “El hombre de Vitrubio”.
El polaco Copérnico (1473- 1543), 1.800 años después de que Aristarco enunciara su teoría sobre el sistema solar, publicó a modo de ejercicio académico la versión moderna de la misma. Por aquel entonces la Iglesia no solo mantenía que la Tierra era el cen-
tro del sistema solar sino que incluso manifestaba que nuestro planeta era el centro del Universo ( y es como dice Higss) “cuando la religión se mete a hacer ciencia, ésta sale mal parada y viceversa”. De modo que cada uno debe dedicarse a lo suyo. Mantener en aquel entonces una teoría distinta a la oficial llevaba consigo el calificativo de herejía y de ahí a la hoguera no había mas que un paso. Por esa razón Copérnico presentó su trabajo como lo hizo, es decir como un simple ejercicio académico sin mayor trascendencia ... y coló. La teoría contenía un error importante que no se puso de manifiesto hasta que Kepler en 1.609 demostró que las órbitas de los planetas alrededor del Sol eran elípticas y no circulares como indicaba Copérnico, que por otra parte no encontró una explicación razonable al aparente movimiento de retroceso de los planetas. Kepler, con sus tres leyes que enunció entre el 1.609 y el 1.613 sobre el movimiento elíptico de los planetas.
Huygens con sus importantes aportaciones a la teoría ondulatoria de la luz.
Newton que juntamente con Leonardo están considerados como los mayores talentos de la humanidad, inventó, en paralelo con Leibnitz, el cálculo diferencial. Definió la ley de la gravitación universal y realizó profundos estudios sobre la composición
de la luz.
La Perouse, cartógrafo y marino francés que completó los descubrimientos que había realizado en el Pacifico el británico James Cook.
A partir de esa época los grandes cerebros y sus aportaciones a la ciencia son ya más conocidos.
Einstein, Fleming, Lamaître, Huble, Humanson (de los que ya hemos hablado) y un largo etcétera a partir de ellos pero cuya proximidad a nosotros hace innecesaria su enumeración.










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