miércoles, 22 de agosto de 2012
LA DUDA COMO SISTEMA
Aun reconociendo el peso de la enorme
carga que anteriores administraciones nos han dejado y las enormes dificultades
que el manejo de la misma entraña, seis meses en el poder del actual gobierno
han bastado para retratar la personalidad de algunos de sus principales
dirigentes, con el Presidente a la cabeza, al cual se le puede tildar, con
escaso margen de error, de dubitativo, indeciso, practicante del ocultismo,
además de desmemoriado... Se irroga el mérito de haber arrancado a Europa la
concesión de una línea de crédito -que no rescate, por favor - y de
inmediato el Presidente de la
UE Sr. Barroso le
desdice rotundamente. Presenta la citada línea como una panacea - y al poco
manifiesta que su consecución es una desgracia - cuando no conoce ni el tipo de
interés, ni las garantías del mismo, ni el destino finalista del mismo (aunque
eso parece cantado. Bancos que limpian su balance echando a pérdidas sus
fallidos y minusvalías, capitalización del rescate y como se ha hecho caja, atender
los compromisos de pago contraídos con las bancas alemana y francesa, que es
ese el verdadero objeto finalista de toda esta incotrovertida operación. Salvar
el culo de la banca de los países citados) ni el plazo de amortización
del crédito utilizado, ni el plazo de carencia, ni si afectará su montante a la
deuda pública o no, lo que no le impide afirmar de manera enfática que este
préstamo afectará solo a la banca y que para al ciudadano de a pie no tendrá
ninguna trascendencia. Si finalmente el importe del rescate se computa como
deuda externa, como todo parece indicar, el déficit publico se verá alterado al
alza y claro, para reducirlo será necesario apretar más aun las clavijas de la
ciudadanía toda vez que las consecuencias que han acarreado la ambición e
ineptitud de la banca, aunque bien mirada no tanta porque una vez más se irán
de rositas, no la pagarán sus responsables - faltaría más - sino el pueblo
soberano, que visto lo visto no lo es tanto.
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