sábado, 18 de agosto de 2012

LA PARTIDOCRACIA

En España no existe una tradición democrática porque nunca lo ha sido. Ahora tampoco. Ahora lo que tenemos es una partidocracia en la que los dos partidos mayoritarios se reparten el poder cíclicamente. Y en estas circustancias florecen el cúmulo de cosas que estamos sufriendo - por ceñirnos a la última época - desde el 1.978, año de la implantación de la nueva Constitución. Listas cerradas para la elección de diputados,senadores,alcaldes,
concejales,representantes autonómicos. Poder judicial cuyos miembros son un calco del número de diputados de cada partido...con un denominador común a todos los componente de las citadas instituciones, como ya lo explicitó Alfonso Guerra  magistral y cínicamente cuando manifestó " el que  se mueva no sale en la foto", frase que con la misma tónica redondeó con otra tambien lapidaria "Montesquie ha muerto". Pienso que no pueden encontrarse en tan pocas palabras una mejor explicación a los males que aquejan a España. Bajo esos principios han florecido políticos mediocres que con su actitud acrítica y amoral, cuando no inmoral, han propiciado el desarrollo de un Estado en el que las mayores tropelias y desverguenzas se han sucedido en la más absoluta impunidad. Esa forma de proceder de nuestros dirigentes ha causado en la ciudadanía una sucesiva serie de ánimos que han ido desde el estupor primero, a la impotencia, a la  desesperanza, al hastio, para desembocar en un pasotismo que solo encuentra un lenitivo a esas sensaciones en los triunfos de la Roja (que veremos por cuanto tiempo mantiene ese sospechoso color). Hay que rearmar moralmente a la ciudadanía para salir de esa espiral de desencanto y amoralidad, pero para ello nos encontraremos con la oposición frontal, - si bien sibilina, tienen que mantener las formas -, que en esta tesitura se mueven como pez en el agua. En resumen, vamos "daos", que diría un clásico.

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