miércoles, 22 de agosto de 2012

LA EUROPA DE LOS MERCADERES

La paciencia de un benedictino y la prudencia de un prestamista, aliadas con llevar al contrario al borde del precipicio y tenerlo allí macerándose un tiempo, son las pautas a seguir para realizar una buena negociación. Y ese es lo que está haciendo Europa con nosotros y quien dice Europa dice Alemania, dilatando la puesta en marcha del rescate (con perdón) de la banca y pidiendo en contrapartidas (con perdón) - que según el Gobierno no iban a existir - una serie de condiciones, la última de las cuales ha sido un paquete de 32 clausulas, que nos apresuraremos a aceptar ( aunque por supuesto nadie nos marca el paso), porque estamos ya hace mucho tiempo en maceración. El borde del precipicio en el que estamos dejando muchos pelos en la gatera como consecuencia de estar ya mucho tiempo pagando un 7% por la deuda y en el filo de los 550 puntos por la prima de riesgo. Una vez obtenidos los dineros, ¿que haremos con ellos?. Pues lo que nos manden los hombres de negro (con perdón), y como dicen los cubanos "me luse" que será pagar a la banca alemana la deuda que sus colegas españoles tienen con ella, es decir cogerlos con una mano y darlos con la otra. Esa es la Luna en esencia. El dedo con la que la señala y nos distrae, es toda esta comedia que se traen las autoridades europeas dilatando en el tiempo las soluciones drásticas, tipo de las que adopta EEUU cuando le sacude una crisis como la que nos ocupa. Los daños colaterales, como se dice ahora, es que como el préstamo se hará directamente a la banca con el aval del Estado, con estas medidas y otras que nos seguirá imponiendo Europa, lo que buscan es que el Estado a base de la dieta de adelgazamiento que está haciendo en forma de recortes, vaya haciendo músculo financiero para así ser mejor garante, ser un avalista más fiable. Naturalmente, recortes que se han hecho y se seguiran haciendo  mediante el esfuerzo que efectúe la ciudadanía, que paradojicamente beneficiarán directamente a uno de los mayores culpables del desastre económico que nos azota. La banca. Y es que Europa no está en la onda de trabajar por el bienestar de sus ciudadanos sino en satisfacer al poder económico, lo que no debe sorprendernos demasiado ya que en definitiva en lo que verdaderamente estamos es en la Europa de los mercaderes.





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