miércoles, 22 de agosto de 2012
LA PARTITOCRACIA
Los hechos demuestran una y otra
vez que todo hombre que tiene poder acaba abusando de el. Para frenar
esa tendencia el filósofo francés Montesquieu ideó la separación de
poderes y manifestó que aquella sociedad en la que no existiera tal
separación, es decir, entre el poder legislativo, judicial y ejecutivo,
podría quizá disponer formalmente de una Constitución, pero que en
definitiva eso no era sino papel mojado ya que en esas circunstancias la
democracia como tal no existía. Naturalmente abogaba el filósofo porque
los tres pilares de la democracia real fueran independientes. Ni que
decir tiene que esa separación e independencia no se dan en nuestro país
donde la primer falla se da en las listas cerradas -y la obediencia de
voto con amenaza de expulsión de no seguirlo, - para la elección de la
cámara de Diputados y Ayuntamientos y la segunda en que los miembros de
los tribunales superiores del poder judicial, lejos de ser
independientes no son sino un fiel reflejo del reparto de escaños que se
produce en el Congreso.De
todo ello se deduce que el régimen que tenemos lejos de ser una
democracia, tal como los padres de la Patria proclaman, en lo que
estamos es en un partitocracia en la que los dos partidos mayoritarios
se reparten cíclicamente el poder. Se nos llena la boca con la palabra
democracia y a ella se apela a la hora de las elecciones, de los votos,
de poner a los políticos en sus poltronas,
pero tal cuestión no deja de ser una falacia y un periodista
norteaméricano a través de un ejemplo lo ponía claramente de manifiesto
diciendo " yo espero de la democracia algo más que el que dos lobos y
una oveja voten democráticamente sobre que es lo que van a cenar esa
noche".
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