LA SAL
Suele decir un amigo que a este país, refiriéndose a
Euzkadi, le salvará la gastronomía y si duda los gurús de la cosa - los
de las raciones escasas - quizá haciendo suya esta idea y pensando que
fuera de la innovación no hay futuro, se han lanzado desde hace ya algún
tiempo a descubrir nuevos matices del paladar y han reparado en que la
humilde sal, el cloruro sódico de siempre, podría ser objeto de
revisión.Y dicho y hecho, hasta el punto que uno no se explica como
hemos podido sobrevivir hasta el momento en base a la sola utilización
de la llamada sal de mesa y a la marina gruesa típica de los asadores,
existiendo esos tipos de sal como, la del Himalaya en sus diversas
variantes, la inglesa, la canaria, la de Ibiza, la de Torrevieja ... y
últimamente la de Salinas de Alaña con la que parece ser que se ha
rizado todo lo rizable cuando varios chefs vascos se han reservado una
parcela de la misma para asegurarse su aprovisionamiento.
Los habitantes de algunos paises, tales como Etiopia, Somalia, Chad,
Angola, Niger, Mali....por citar solo unos cuantos, de conocer esta fina
percepción de nuestros paladares no saldrían de su asombro. Y es que no
es para menos.
Rafael Hidalgo Segurola
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