sábado, 18 de agosto de 2012

DEFORMACIÓN PROFESIONAL

 Del mismo modo que la función crea el órgano, el desarrollo de una actividad profesional imprime carácter en quien la practica.
Así por ejemplo si eres un futbolista con la misión de meter goles, esa actitud puede desarrollar una insaciable voracidad por hacerlos, cuestión que acaba por transmitirse al carácter del susodicho futbolista.
 Algo de esto le tiene que estar pasando a nuestro espigado delantero centro - razón por la que habrá que disculparle - cuando como muestra de su insaciable voracidad, la ficha que le ofrece el Athletic por 4 años que asciende a 4,5 millones de euros por año, libres de impuestos, es decir 18 millones de euros por el período citado, le parecen poco y se dice que está pìdiendo 22.
 Dicho en euros pues no dice gran cosa pero si se traducen en pesetas- a las que a lo mejor tendremos que volver algún día, de ahi la necesidad de no perder contacto con ellas - si las traducimos a pesetas decía, estamos refiriéndonos a 3.000 millones de ellas que son las que le ofrecen, contra los casi 3.700 que dicen que pide. Todas ellas libre de impuestos para más inri.
 Insisto en que habrá que disculparle puesto que su actitud no es sino muestra de una deformación profesional perféctamente entendible aunque cueste digerir tanto la cifra de lo que le ofrecen como la que pide porque al fin y la cabo se trata de pagar a alguien esas cantidades por dar cabezazos a un balón, aunque bien mirado, buscando más motivos de disculpa, puede que al efecto de la deformación profesional se sume la que se deriva de darle tantas veces a un balón con la cabeza.

Rafael Hidalgo Segurola

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