Cada vez que sucede una crisis financiera importante, como
por ejemplo la de Bankia, me viene a la memoria el papel que juegan las
empresas auditoras. Aunque los acontecimientos se están precipitando a
una enorme velocidad sobre todo en los últimos tiempos, tendrán que
recordar el sonado asunto, ahora hace 10 años, de la que fue la séptima
empresa de EEUU, la famosa ENRON, que no solo estuvo estuvo ocultando
pérdidas durante años, sino que cantaba unos jugosos beneficios para
solaz y disfrute de accionistas, consejeros, ejecutivos.... y empresa
auditora, que facturó durante ese tiempo importantes minutas, hasta que el
tema explotó, llevándose por delante a miles de accionistas, a 21.000
trabajadores, a la famosa empresa auditora que a partir de ese asunto
desapareció como tal, al presidente de la compañía que murió antes de
que le aplicaran una condena de 45 años y al director general que
todavía está purgando los 24 años de cárcel a los que le condenaron.
Todo ese enjuague fue posible porque una empresa auditora se prestó al
juego de falsear las auditorias y es que- el de Bankia y otros es un ejemplo
cercano - tiene que resultar harto difícil ser a la vez proveedor y
juez. Las auditoras que ahora nos han impuesto desde Europa para
verificar el estado de las cuentas de la banca española van a servir
para realizar la prueba del nueve, pero mucho me temo que se demostrará
que efectivamente cobrar mucho y decir la verdad descarnada no son
situaciones que puedan darse simultáneamente.
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