LA SENSIBILIDAD DE LA DIPUTADA
La famosa sesión de la Cámara de
diputados del 13 de julio, donde se dió a conocer tristemente con su
actitud la diputada del PP, cuyo nombre no merece la pena recordar,
supuso una salida a hombros por la puerte grande del Presidente tras ser
largamente ovacionado por los diputados de su partido una vez
desgranados los recortes que supondrán un ahorro para las arcas del
estado del orden de 56.000 millones y pico de euros en el plazo de dos
años y medio, cantidad de la que dentro de ese ejercicio de
transparencia y comunicación prometidas como tantas otras cosas
incumplidas, se han enterado antes los que son capaces de leer inglés,
que los españolitos de a pie, ovación decía, que ante lo incongruencia
de la mísma - toda vez que se anunciaban medidas económicas que iban a
suponer el empobrecimiento de la mayor parte de la población - el PP se
apresuró a justificar indicando que era un tributo a la valentía del
Presidente que había sido capaz de tomar tan duras medidas sin que le
temblara el pulso y por tanto la espada. Discutible coartada por el tufo
que tiene a defensiva, pero lo que no es de recibo es la cara de
inmensa satisfacción y alegria con la que sus compañeros recibieron la
buena nueva, porque esa actitud era a todas luces obscena y en plena
armonía con la tristemente famosa frase de la diputada antes citada.
Expresiones de júbilo que volvieron a repetirse al día siguiente en el
Congreso del PP celebrado en Granada, donde ya solo les faltó cortar la
oreja de alguien. Una buena parte de nosotros tenemos a los italianos
por un poco saltimbanquis, pero, que lección de cordura y sensiblidad
nos dió la ministra de Trabajo italiana que ante el anuncio en su
parlamento de medidas similares, no pudo contener sus lágrimas. Igualito
que la diputada de marras.
R.Hidalgo Segurola
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