Son los consejeros y ejecutivos de la banca
española los que en buena medida nos han llevado a esta gravísima situación por
la que atravesamos. Su ambición desmedida no tuvo límites. Concedieron créditos
– para lo cual se endeudaron fuertemente con la banca extranjera – para
financiar la compra de viviendas en un mercado en continua expansión
precisamente por eso, por la facilidad crediticia, pensando en su ceguera que
aquello no tenía límites. Ahora se encuentran con que hay que devolver
créditos, con un parque de viviendas devaluadas y sin compradores y con una
morosidad galopante. ¿Y que pasa ahora ?. Pues que los españolitos sin comerlo
ni beberlo ya estamos pagando a la chita callando sus desaguisados ya que el alto
precio que estamos pagando por las emisiones de deuda obedece en gran manera a
que los “mercados “ no se fían de la deuda de la banca que es un componente de la deuda soberana. Pero la cosa
no acaba ahí ya que para dar liquidez a esa banca será el Estado el que provea
a la misma de los fondos necesarios detrayendo esos dineros de los recortes de
los Consejos de ministros de los viernes, recortes que, recordémoslo, van
disminuyendo las prestaciones sociales de los contribuyentes. La situación es
aberrante. Unos individuos se han forrado literalmente, nos han llevado a
esta situación límite de la que tardaremos un montón de años en salir y aquí no
pasa nada, pero no solo es que no pasa nada sino que encima les tenemos que
ayudar, los ciudadanos, los perjudicados, ya que el Estado somos nosotros.
Sino
fuera porque es pecado es como para
abrirse las venas. Lo que se estarán carcajeando esos lumbreras.
Rafael Hidalgo Segurola
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